huellas
Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Para la Semana Santa / Saber llevar la Cruz

1) Para saber

Se oye decir que cuando alguien es picado por una serpiente venenosa, para curarlo hay que chupar sobre la herida el veneno y escupirlo fuera. Sin embargo, se debe hacer con mucho cuidado, pues hay el peligro de ser también envenenado al hacerlo.

Pero hablando en un nivel espiritual, se puede hacer una comparación y decir que, al ser envenenados por el pecado, fue Jesucristo quien ha sido capaz de tomar todo ese veneno del pecado en nosotros para que quedáramos completamente sanos.

El Papa Francisco nos recuerda que “no hay salvación en las ideas, no hay salvación en la buena voluntad, en el querer ser buenos. No. La única salvación está en Cristo crucificado”, que fue quien, siendo inocente, asumió las consecuencias del pecado y sufrió y murió por todos: Él es el único Salvador. A veces alguien puede pensar: “Yo me salvo al portarme bien”, y no tiene en cuenta que si es salvado no es por sí mismo, sino por Jesucristo que murió en la cruz.

Dios escogió que fuéramos redimidos a través de la Cruz. Y así, la cruz dejó de ser símbolo de humillación, castigo y oprobio, para convertirse en el trono desde el que Cristo vence al pecado y sus consecuencias: el sufrimiento y la muerte.

2) Para pensar

En el siglo VII, la cruz en que fue crucificado Jesús estaba en manos de los persas. Fue el emperador Heraclio quien la recuperó para el cristianismo en el año 630. Y cuenta la leyenda que, al llegar a Jerusalén, quiso él mismo cargarla, como Nuestro Señor Jesucristo, y llevarla a plomo a lo alto del Monte Calvario, aunque iba vestido con toda la indumentaria de emperador: joyas, vestidos ricos, corona. Pero la cruz se fue haciendo cada vez más pesada hasta que ya no pudo avanzar con ella. Entonces, el obispo de Jerusalén, Zacarías, le indicó que Nuestro Señor había cargado la cruz siendo pobre, humilde, sin riquezas. Era preciso pues, despojarse de todo lujo y vanidad. Así lo hizo el emperador quitándose la corona, la capa, las joyas… y entonces sí pudo cargar con la cruz y llegar hasta la cima.

Jesús nos invita, si queremos ser sus discípulos, a carga la cruz de cada día. Pensemos si sabemos cargarla, o nos quejamos y queremos sólo cargar una cruz ligera y cómoda.

3) Para vivir

El Papa Francisco quiere que estos días de Cuaresma nos preguntemos: “¿Cómo llevo yo la cruz?, ¿sólo como un recuerdo? Cuando hago el signo de la cruz, aunque a veces no la hacemos bien, ¿soy consciente de lo que hago?; ¿cómo llevo yo la cruz? ¿Sólo como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso?, ¿como un ornamento?, ¿como una joya con muchas piedras preciosas, de oro?… Que cada uno de nosotros mire el Crucifijo, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados y responda a estas preguntan que os he sugerido… pues quien no mira la cruz, así, con fe, morirá en sus propios pecados y no recibirá la salvación”.

La Cuaresma nos propone un diálogo con este misterio de la cruz, con Cristo en la cruz muriendo por amor a mí. Y así, después de meditar y contemplar a Jesús crucificado, cada uno de nosotros pueda llegar a decir: Si Cristo murió en la Cruz, fue por amor a mí.

 

@voxfides

redaccion@yoinfluyo.com

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

 

Artículos Relacionados