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Los obispos ante la crisis educativa nacional

Estoy convencido de que el tema más candente, importante, de mayor desgaste social y donde nos jugamos nuestro futuro los mexicanos es la educación. Por lo mismo, me preocupa cuando el tema se reduce a un problema de capacitación de profesores y alumnos, dentro de una visión maniquea que reduce el asunto al conflicto entre un gobierno que quiere sacar adelante su Reforma Educativa y un sector laboral que intenta sabotearla. La complejidad educativa no puede ser reducida a un problema técnico, ni a un vulgar conflicto de poderes.

En esta lógica, es muy refrescante para el debate público el comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) sobre la educación en nuestro país. Quienes piensen que una propuesta educativa salida de la catolicidad se reduce por necesidad a rezar y dar catecismo, vive en el error. Y si lo practica, mucho más. Ser católico, por vocación desde la misma definición de la palabra, implica siempre abrir anchos caminos a la razón y el diálogo.

Las palabras de los obispos, como voz de la Iglesia, abundan en sentido común porque están centradas en la persona. Sí, frente a la reducción del ser humano a individuo y de éste a pieza de uso y abuso en la cultura del descarte, los pastores articulan una propuesta basada en una antropología que comprende al ser humano de manera sencilla e integral, holística, como persona digna en íntima relación consigo misma, con la sociedad, con la historia, con vocación trascendente en cada una de estas dimensiones de su existencia. Una propuesta cuya belleza y razonabilidad es accesible a la razón también para quienes se declaran no creyentes. Una vez más, las razones de la fe en diálogo con las razones de la razón.

Sobre la base de este principio, abonando al diálogo y rompiendo con cualquier maniqueísmo, los obispos llaman a la reflexión en siete puntos —tres centrales y dos complementarios— que comento y presento brevemente, más como provocación que como descripción.

1.- El tema educativo es el eje del desarrollo de cada persona. No hay nada más noble e importante que “ayudar a todo ser humano a encontrar caminos de crecimiento” en su relación consigo mismo, la naturaleza, la sociedad, para la promoción del “bien común, la belleza y la verdad”. Por ende, el tema no puede ser abordado con planteamientos unilaterales, impositivos, sino que debe contemplar al mismo tiempo una visión de conjunto y las particularidades de cada persona, lugar y región.

2.- Es necesario revisar la idea dominante que se tiene sobre la educación. Ésta no se encierra en las escuelas, sino que implica diversos espacios sociales empezando por la familia pues son los padres los primeros y más importantes educadores, para extenderse por centros de artes y deporte, museos, medios de comunicación, iglesias, etc.; en un proceso de formación que va más allá de la inteligencia y capacidades técnicas, para implicar afectos, pasiones, memoria, imaginación.

3.- Las políticas públicas deben articularse con la sociedad para apoyar realmente a quienes tienen la misión de educar como son profesores, padres de familia y diversos actores involucrados, acorde a esta visión holística del proceso educativo de la persona. Lo que es imposible lograr, agrego, si no se supera el monopolio estatal sobre la educación, para abrir anchos cauces a la participación de la sociedad civil.

En los siguientes puntos de su comunicado, los obispos nos proponen ampliar horizontes para superar la crisis actual. Principalmente, fortalecer el contexto social para favorecer los procesos educativos; reforzar “la gran misión de la escuela” como eje articulador de los esfuerzos de directivos, profesores, alumnos, padres de familia y otros actores sociales; mejorar las condiciones de trabajo de los docentes, al tiempo de invitarlos a defender su vocación a través de caminos “mucho más creativos y propositivos” y; la necesidad de revisar la propuesta de reforma del gobierno para que sea “más integral y justa para todos”.

En suma, los obispos nos invitan a superar los reduccionismos que nos tienen atenazados, para recuperar una visión amplia del ser humano considerado como persona; para lo cual es importante generar una estrategia que tienda puentes de diálogo entre la sociedad civil y el gobierno. En efecto, nada hay más urgente y trascendente en México que la educación.

@voxfides

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