ROMA.- La canonización de Juan Pablo II es un mensaje para despertar nuestras conciencias y un recordatorio a no rendirnos y mantener vigente la esperanza, aseguró George Weigel.
A prácticamente unas horas de la ceremonia de canonización, el biógrafo de Juan Pablo II lo recordó como un personaje que encarnó el drama y que en el siglo XX cambió la ruta hacia donde se dirigía la humanidad.
El escritor y politólogo católico de nacionalidad estadounidense se reunió con periodistas internacionales en la Sala de Prensa de la Santa Sede, para hablar sobre el ministerio petrino de Juan Pablo II.
Lo describió como "el gran reformador del sacerdocio", tras recordar que en 1978 se vivió, quizás, una de las peores crisis al respecto. “Ante la baja calidad en la preparación de los seminarios, el Papa Juan Pablo II, en 26 años y medio, logró reformar el sistema.
Cuestionado sobre los casos de abuso sexual, subrayó que cuando saltan a la luz pública, en Estados Unidos, por ejemplo, era evidente la falta de información y comunicación con Roma, por lo que en abril de 2002, después de que los obispos norteamericanos se reunieron con Juan Pablo II en El Vaticano, el Sumo Pontífice, al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, actuó de manera decidida sobre el problema.
Weigel reconoció que existen coincidencias entre los papados de Francisco y Juan Pablo II, ya que al término de sus audiencias semanales, por ejemplo, el Papa Francisco mantiene una estrecha cercanía y alegría con la gente, muy similar a la que el Santo Padre polaco mantuvo antes de sufrir de manera acentuada el párkinson. “De ahí que es ridícula la noción de que el Papado de Francisco representa una ruptura con el pasado”, aclaró.
El autor del best-seller “Testigo de la Esperanza” (libro biográfico sobre Juan Pablo II) fue tajante al poner en perspectiva las similitudes de ambos pontífices: “Veo a dos pastores comprometidos con su pueblo y no olvidemos que los pastores tienen dos responsabilidades: buscar que sus ovejas puedan crecer y mostrarles misericordia”.
George Weigel aclaró que existen confusiones sobre el concepto de la teología de la liberación, pues lo que la Iglesia desea es la liberación de los pueblos, pero no como sistema político o ideología.
También mencionó que en los seis meses de sufrimiento público que padeció el Papa Juan Pablo II, antes de morir, invitó al mundo a vivir con él el Misterio Pascual de la muerte. “A través de esos seis largos meses de un sufrimiento público, Juan Pablo II invitó al mundo a vivir junto a él, a acompañarlo a vivir el Misterio Pascual. La idea básica y fundamental del cristianismo de que el sufrimiento vivido en unión con Cristo te lleva a la muerte, pero a una muerte que es una vida. Y gracias a que él lo vivió públicamente, el mundo, el día de hoy, tiene este gran ejemplo”, puntualizó el catedrático de Estudios Católicos en el Centro de Ética y Política Pública (Ethics and Public Policy Center), de Washington, DC.
Durante la rueda de prensa, George Weigel recordó el papel que la hermana Faustina jugó en la espiritualidad de Juan Pablo II durante sus primeros años de juventud (durante la época del nazismo).
“Él tenía una capacidad increíble de leer la historia con unos filtros distintos a los que la mayoría usamos, y él pudo entender que en la humanidad existía un sentido muy grande de culpabilidad, pero no había con quién expiar esa culpabilidad, no había quién te absolviera de ella, y es aquí donde entra el mensaje de la Divina Misericordia, un mensaje que no nada más es para Polonia, sino que recobra su valor para con el mundo entero”.
Y es precisamente ahí donde Weigel observa que el Papa Francisco, al escoger el domingo de la Divina Misericordia para la canonización, no es simplemente coincidencia, “sino un regalo para la humanidad al recordar el mensaje que Juan Pablo II vivió como joven en su Polonia natal”.
Finalmente, el politólogo católico rememoró cuando el Papa Juan Pablo II recibió el atentado en la Plaza de San Pedro. “Al año siguiente fue a Fátima, y mientras la mayoría del mundo se enfocó en la bala que Juan Pablo II puso en la corona de la Virgen, fue muy importante lo que dijo el 13 de mayo de 1992: ‘en los diseños de la Providencia no existen las simples coincidencias, lo que sucede, toda la experiencia del hombre, es que no nos podemos simplemente rendir delante de la tiranía de lo posible; no nos podemos rendir delante de las bajas expectativas. Quién pensaría en su momento que el Muro de Berlín caería; quién pensaría los cambios que el mundo experimentó en países como Filipinas o de Latinoamérica; quién pensaría todo eso. El Dios en el que creemos es un Dios que no deja de ser el Dios de las sorpresas y hasta el día de hoy no dejará de sorprender al mundo’”.
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