"En honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santos a Juan XXIII y a Juan Pablo II".
De esta manera, el Papa Francisco pronunció la fórmula de la canonización con la que confirmó la santidad y su elevación a los altares de Juan XXIII y Juan Pablo II, en este Domingo de la Divina Misericordia, siendo en México las 03:13:40 horas.
Fueron 25 minutos intensos, emotivos, dentro de un ambiente místico cristiano, del que participaron cerca de 400 mil personas reunidas en la Plaza de San Pedro y unos millones más de seres congregados en distintas plazas de Roma que fueron habilitadas con pantallas gigantes para seguir la ceremonia, así como muchísimos millones de personas que siguieron los acontecimientos a través de la televisión, Internet y la radio.
Era un día frío y un poco nublado, en el sol hizo su aparición por unos breves segundos, precisamente al momento en que el Papa Francisco hacía la declaratoria formal de santidad de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II.
La solemne ceremonia de canonización dio inicio a las 02:50 horas, tiempo de México, con la salida de la Basílica de San Pedro de los cardenales, obispos y sacerdotes rumbo a la Plaza de San Pedro, entre los que los mexicanos pudieron ver a sus prelados, el Cardenal emérito del ministerio de Salud del Vaticano, Javier Lozano Barragán; el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, y el Cardenal emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez.
Casi a las 03:00 horas, tiempo de México, hizo su aparición el Papa Francisco, vestido con sencillez, como es su costumbre. Se dirigió directamente al altar y lo besó; posteriormente, hacia las 03:05 horas, regresó a darle un cálido abrazo al Papa emérito Benedicto XVI, haciendo estallar un fuerte y sostenido aplauso de los asistentes, que sellaron con ello que saben del cariño que se tienen ambos personajes.
Del mismo modo, varios prelados pasaron a saludar a Benedicto XVI, quien yace sentado en su lugar en la parte izquierda de la salida la Basílica de San Pedro. Los enfoques de las cámaras de televisión hacia su persona fueron constantes.
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, inicia el Papa Francisco la ceremonia de canonización, a lo que el pueblo responde: “Amén”.
Acto seguido, hacia las 03:07 horas, y por un tiempo de 5 minutos, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, de acuerdo al rito de la canonización, solicitó tres veces al Papa Francisco que se declarara santos a Juan XXIII y Juan Pablo II.
Y fue cuando, tras escuchar la tercera petición, Francisco pronunció la fórmula de la canonización con la que Juan XXIII y Juan Pablo II fueron declarados santos en este Domingo de la Misericordia, el mismo día en que en el año 2005 falleció el Papa polaco.
La Asamblea respondió “Amén” y estalló en un aplauso enorme, como seguramente lo hicieron muchos mexicanos en ese mismo momento.
Eran las 03:13:40 horas, tiempo de México.
El Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, agradece la proclamación hecha y pide que sea publicada la Carta Apostólica de Canonización.
“De esta manera lo ordeno”, respondió el Papa.
Y así concluyó propiamente la ceremonia de canonización y dio inicio la Santa Misa.
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