Bondades epidérmicas
La simpatía etérea es repugnante. La amabilidad no debe nunca ser etérea y sí, en cambio, llena de memoria; si no, más que amabilidad, es una burla.
La simpatía etérea es repugnante. La amabilidad no debe nunca ser etérea y sí, en cambio, llena de memoria; si no, más que amabilidad, es una burla.
Es momento de demostrar que somos ciudadanos de verdad. No podemos contemplar pasivos cómo un pequeño grupo impone sus dogmas sin el más mínimo consenso
Mover montañas por fe no tendrá mayor trascendencia; pero mover montañas humanas es valioso. Por vivir mi fe, velo y me ocupo de las necesidades del prójimo.