Repudio, rechazo, repruebo, los actos asesinos cometidos contra el semanario Charlie Hebdo.
Me uno al pueblo francés dolido por estos atentados que no sólo atacan a los trabajadores del semanario, sino a la República completa, a su forma de vida, a su confianza en las instituciones, en la libertad, en la fraternidad y la igualdad que tanto han defendido y compartido con el mundo entero.
Pero me uno también a toda la humanidad que en este acto ha perdido a más de 12 seres humanos, me uno a una humanidad dolida hoy por haber perdido dignidad. Me pesa que el ser humano sea capaz de dañar tan radicalmente todo su valor, y rechazo todo acto que atente contra la riqueza de ser humano y nuestra vida en sociedad, contra todo aquello que ataque nuestra dignidad.
Pero también rechazo cualquier solución superficial, efímera y temporal a estos graves problemas que está viviendo el mundo; rechazo toda acción que simplemente critique y no busque una solución; me parece absurdo seguir gastando las energías en caminos que tan sólo –como Aspirina– serán paliativos de un gran dolor.
Como millones de seres humanos, necesito un mundo mejor, necesito una humanidad unida, necesito gozar de las riquezas que todos en este mundo tienen para compartir. Necesito la creatividad de Charb, Cabu, Tignous, Wolinski y Honoré; pero también el liderazgo de Colosio y Kennedy; así como la sonrisa de miles que, aunque vivos, no tienen lo indispensable para vivir.
Hoy en todo el mundo –Francia, Ucrania, Irak, México– en todos los países reclamamos –estoy seguro– ese mundo mejor. Ya no podemos seguir exigiendo nuestros “ridículos” derechos individuales, hemos de sabernos humanidad, hemos de reconocer esa hermosa fraternidad universal, esa igualdad universal, como fundamento de nuestras relaciones sociales.
Es momento de recuperar la prioridad del Bien común sobre cualquier bien individual. Sólo de esa manera podremos alcanzar la paz, la unidad, el mundo que tanto queremos. Sólo reconociendo que no estamos solos y que es lo propio pensar en plural, lograremos superar estos dolores que a todos nos hacen llorar.
Hagamos un mundo mejor, ese mundo de todos en el que nadie vale menos. Un mundo que reclama de un espíritu abierto, dispuesto a reconocer el valor del otro y dispuesto a dar su vida por Él. No es una utopía, es el grito silencioso de todos nuestros corazones y que clama a Dios por su realización. Abramos el corazón a su Espíritu fecundo que nos dará la fortaleza que todos necesitamos para poner al otro en el corazón.
Descansen en paz todos los que mueren a diario en el mundo víctimas de nuestro egoísmo. Nazcan cuanto antes los actos que son capaces de dar vida a los demás.
@voxfides