Dios me buscó primero

Toda persona tiene un itinerario por recorrer a lo largo de su vida. La juventud es la edad de los grandes ideales y de las metas magnánimas.

Pero, a menudo, es necesario romper con ciertas inercias del ambiente para no caer en el simple mimetismo tendiente a imitar el comportamiento de los demás, quienes no pocas veces llevan una existencia superficial o sin rumbo fijo.

El ser humano es único e irrepetible, que vive sus días dentro de un tiempo limitado y fugaz. Por ello, se requiere tomar la firme determinación de enfrentarse consigo mismo, con la finalidad de adentrarse en la propia realidad –como hijo de un Dios Creador– y preguntarse por el sentido último de la existencia, conocerse mejor y, de esta manera, poder discernir serenamente sobre una cuestión vital: ¿Qué es lo que quiere Dios de mí en este mundo?

Conviene, entonces, aprender a meditar y escuchar su Voz, que –salvo casos extraordinarios– habitualmente se dirige a las personas que sienten esa inquietud a través de hechos o sucesos que impactan, de testimonios de vida edificantes, de lecturas apropiadas que resultan sugerentes, de una conversación orientadora con un amigo, de unos ratos de oración pidiendo luces con sinceridad de corazón.

Esos planes de Dios se escuchan como suaves susurros, imperceptibles para los demás, pero claros y nítidos para quienes se encuentran por caminos de búsqueda espiritual. Y después de recibida la Llamada –los que la tengan–, responderle con libertad, mediante una entrega plena y generosa.

El autor, Raúl Espinoza Aguilera, presenta en este libro cinco historias de vocación. La primera es de carácter autobiográfico y el resto son diálogos y relatos con dosis de recreación literaria. La intención es animar a los jóvenes a reflexionar sobre la orientación de sus vidas en el presente y proyectada al futuro, para que sigan –en forma congruente– la trayectoria de un camino como cristianos laicos –estudiantes y profesionistas; mujeres y hombres– en medio del mundo, para influir positivamente en las amistades, colegas y las estructuras temporales de la sociedad y santificar el propio trabajo profesional.

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FICHA: Espinoza Aguilera, Raúl, Dios me Buscó Primero, ¿Cómo me encontró?, Editorial Minos III Milenio, México, 2015, 221 páginas.

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