Nuevo Obispo de Apatzingán: Nuestra vocación es el amor

Con la participación de cientos de fieles fue ordenado el pasado jueves a mediodía en la Catedral el nuevo Obispo de Apatzingán, Mons. Cristóbal Ascencio García. La celebración comenzó con el saludo del ahora Obispo Emérito, Mons. Miguel Patiño Velázquez, quien dio la bienvenida a su sucesor.

En la homilía, el Nuncio Apostólico, Mons. Christophe Pierre agradeció a Mons.Patiño las tres décadas de servicio que dedicó a esta diócesis, y señaló que ahora acompañamos y encomendamos a Dios a Mons. Ascencio, a quien el Papa Francisco ha designado como nuevo obispo.

“Hoy es la Iglesia -dijo- que por medio de sus hijos, especialmente de sus pastores, anuncia al mundo la más estupenda y bella de las noticias: que el Verbo, el Hijo eterno de Dios, se hizo carne y vino a habitar entre nosotros, asumiendo nuestra naturaleza y condición humana, revelándonos y ofreciéndonos, particularmente desde el patíbulo de la cruz, aquel don que tiene la fuerza de rescatar al ser humano de su propia ruina, de colmarlo de paz y elevarlo hasta alturas insospechadas: el don de la verdad de Dios y del hombre, que nos hace conocer que Dios es amor, que Él nos ama a todos y cada uno, y que quiere llenarnos de su amor para que también amor sea lo que nos ofrezcamos unos a otros… Y precisamente como mensajero de esta alegre y consoladora noticia viene aquí Mons. Cristóbal: para ofrecer a los hombres y mujeres de estas tierras el mensaje del Amor, de paz y de salvación, que es Cristo mismo”.

Frente al panorama actual, el Nuncio Apostólico señaló: “es urgente preguntarnos ¿qué sociedad queremos y, por tanto, debemos edificar? ¿Es esta la sociedad que se quiere legar a los propios hijos? Y desde una perspectiva cristiana, ¿lograremos dar al Evangelio su fuerza de penetración y de cambio? Porque, el gran desafío que tenemos los creyentes en Cristo, está precisamente en lograr, con la palabra, la acción y el testimonio, que nuestra sociedad se transforme en verdadera civilización del amor, lo que no será posible llevar a cabo sino a partir de la vivencia coherente de la fe y el amor. Es ésta nuestra vocación y desafío: trabajar para lograr transformar nuestra sociedad secularizada y espiritualmente empobrecida en una comunidad donde se ame a Dios, Padre de todos, y en la que todos logremos sentirnos y comportarnos como hermanos, donde la honestidad en todos los niveles, no sea una ilusión”.

Mons. Pierre invitó a pedir al Señor Jesús por todos y por Mons. Cristóbal, para que cada uno sea proximidad y acogida para que quienes toquen a su puerta, con bondad y disponibilidad. También pidió orar por la conversión de los violentos. “De aquellos a quienes el Señor, por boca del profeta Isaías les dice: “¡Las manos de ustedes están llenas de sangre! ¡Lávense, purifíquense, (…)! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien!”

“A María Santísima, Mensajera que anuncia y nos trae la Paz, le pedimos que con su asistencia y ternura, guíe y lleve a todos por el camino de la reconciliación, impulsándolos hacia una cada vez más creciente y tangible perfección espiritual en el encuentro personal y profundo con su amado Hijo, Jesucristo Nuestro Señor, que hoy también a nosotros dice: ¡La paz les dejo, mi paz les doy, y no como la da el mundo. No se inquieten ni se acobarden”.

Al término de la celebración, los representantes de los laicos, las religiosas y el clero dieron la bienvenida al nuevo Obispo y expresaron su deseo de que su ministerio sea un servicio a la evangelización y la pacificación.

Por su parte, Mons. Cristóbal agradeció a Dios sus bendiciones y afirmó que llega a Apatzingán dispuesto a ser lo que Dios le pide: pastor, padre, hermano, amigo, portador de consuelo, servidor, viviendo como discípulo misionero de Cristo, con dos características evangélicas: cercanía y encuentro. Destacó que a su llegada encuentra a un pueblo que ama a María y al Sagrado Corazón de Jesús, “signo del amor de Dios para con nosotros, que nos está diciendo que nuestra vocación es el amor; el amor que todo lo perdona, todo lo sana”.

Haciendo notar que Jesucristo nos ha dicho “Mi paz les doy”, el nuevo Obispo concluyó: “este es mi lema episcopal, y me acojo a la intercesión de la Santísima Virgen María, Reina de la Paz, en su advocación de  Nuestra Señora de Acahuato”.

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