“El cardenalato ciertamente es una dignidad, pero no una distinción honorífica… Sois <quicios> y estáis incardinados en la Iglesia de Roma que <preside toda la comunidad de la caridad>”, dijo este sábado el Papa Francisco, durante la homilía del Consistorio Ordinario Público, en el que creó nuevos cardenales y se aprobaron algunas causas de canonización.
La homilía se centró en el himno de la caridad que escribe San Pablo en su carta a los Corintios. El Papa explicó que la magnanimidad es de algún modo “sinónimo de catolicidad: saber amar sin límites… Amar lo que es grande sin descuidar lo que es pequeño”, así como no olvidar los gestos concretos. “La benevolencia es la intención firme y constante de querer el bien, siempre y para todos, incluso para los que no nos aman”.
Mencionó que todos tenemos la tentación de la envidia, pero que la fuerza divina de la caridad puede transformar el corazón, “de modo que ya no eres tú el que vive, sino Cristo que vive en ti. Y Jesús es todo amor”. Prosiguió señalando que “el que está auto-centrado carece de respeto” y sólo el que tiene en el centro a Cristo, es una persona respetuosa e interesada en los demás.
Con referencia a no llevar cuentas del mal, dijo que para los sacerdotes quizá sea mayor el peligro de enojarse, pero de ello también es remedio la caridad. “Nos libra del peligro de reaccionar impulsivamente, de decir y hacer cosas que no están bien; y sobre todo nos libra del peligro mortal de la ira acumulada, <alimentada> dentro de ti, que te hace llevar cuentas del mal recibido. No. Esto no es aceptable en un hombre de Iglesia. Aunque es posible entender un enfado momentáneo que pasa rápido. No así el rencor”.
El hombre llamado al gobierno de la Iglesia no debe aceptar ninguna injusticia y el hombre de Dios está fascinado por la verdad que se halla “en la Palabra y la Carne de Jesucristo. Él es la fuente inagotable de nuestra alegría”. Enfatizó que en la palabras <disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites>, hay “todo un programa de vida espiritual y pastoral”.
Los nuevos cardenales son: Dominique Mamberti; Manuel José Macário do Nascimento Clemente; Berhaneyesus Demerew Souraphiel, C.M.; John Atcherley Dew; Edoardo Menichelli; Pierre Nguyen Van Nhon; Charles Maung Bo, S.D.B.; Francis Xavier Kriegsak Kovhitavanij. Francesco Montenegro; Daniel Fernando Sturla Berhouet, S.D.B.; Ricardo Blázquez Pérez; José Luis Lacúnza Maestrojuán, O.A.R.; Arlindo Gomes Furtado; Soane Patita Paini Mafi; José de Jesús Pimiento Rodríguez; Luigi De Magistris; Karl-Josef Rauber; Luis Héctor Villalba; Julio Duarte Langa y el mexicano Alberto Suárez Inda.
Durante la celebración los nuevos cardenales, después de la profesión de fe, hacen el juramento y reciben el birrete color rojo y el anillo cardenalicio, además de que les es asignado su título o diaconía. El color rojo implica que su testimonio debe llegar incluso a la efusión de sangre.
Por otro lado, las causas de canonización aprobadas en este Consistorio Público fueron las de las beatas: Juana Emilia de Villeneuve, María de Jesús Crucificado Baouardy y María Alfonsina Ghattas. Ellas tres serán canonizadas junto con la también beata María Cristina de la Inmaculada Concepción, el próximo 17 de mayo.
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