Santo Domingo Savio, joven de 14 años que llegó a Dios

 

El día de 9 de marzo de Santo Domingo Savio deja este mundo, si acaso vive 14 años, no obstante fueron suficientes para desarrollar un gran amor a Dios y María Santísima además cooperar en la naciente obra de San Juan Bosco.

Nace en Riva de Piamonte, en 1842, en condiciones más bien de carencia; no obstante, su intelecto era notable. Antes de nacer la congregación fundada por Don Bosco, éste empezó a preparar jóvenes para el sacerdocio que le apoyaran en su labor, y Domingo fue recomendado a San Juan Bosco por su párroco.

En el momento de su encuentro, Don Bosco le asignó una lección y le examinaría en una semana. Domingo necesitó de sólo unos minutos, por lo que le admitió inmediatamente. Así comenzó una estrecha relación en la que Don Bosco fue de gran ayuda a Domingo en su dirección espiritual en la que supo canalizar su energía y entrega de la forma correcta. Posteriormente, Domingo fue de suma importancia para su mentor.

Cuando estaba siendo formado por Don Bosco, decidió junto con otros compañeros formar un grupo que buscara la santidad, pero con este espíritu alegre, grupo que tomó el nombre de Compañía de la Inmaculada Concepción de María. Una característica de estos jóvenes es que buscarían cada uno a un “compañero” para evangelizarlo, es decir, no luchaban por la santidad como una búsqueda individual de perfección, sino teniendo en cuenta a los demás, trabajando y amando a los otros.

Algunos años después, San Juan Bosco buscaría a los primeros Salesianos, invitando primordialmente entre los integrantes de la Compañía de la Inmaculada Concepción de María. Domingo para esta fecha ya gozaba de las alegrías del cielo, partió en 1847, el nueve de marzo.

Su causa de canonización se introdujo en 1914, fue beatificado en 1950 y canonizado en 1954 por el Papa Pío XII. Su vida debe animar a los jóvenes para hacer el bien y a los adultos a que los más pequeños de sus familias y comunidades tienen el potencial de ser virtuosos, a pesar de las características propias de la juventud, con disciplina, paciencia y amor. A lo mejor tu hijo o sobrino llega a santo… con la gracia de Dios.

 

jlopez@yoinfluyo

 

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