El Adolescente Juan (7)

Te presentamos ahora otro fabuloso libro del Padre Carlos Chávez Shelly: “El adolescente Juan”, dirigido –como él mismo lo dice– a los jóvenes, quienes pueden ver en Juan evangelista, el adolescente, una vida testimonial que les puede ser enriquecedora. (Parte 7)

7. LA ULTIMA CENA

Pasó el tiempo. Jesús está próximo a sacrificarse. Organiza una cena de despedida: ellos no lo saben; se va hacia la muerte por Amor a ellos, a todos, a toda la humanidad.

Juan, que se ha ganado a pulso ser el discípulo más amado por el Señor, se sienta junto a Él. Jesús les dice que uno de ellos lo traicionará. Pedro le hace señas a Juan y le dice que le pregunte de quién habla. Juan, recostándose en el pecho de Jesús, le pregunta:

– Señor, ¿quién es?

El gran amor –varonil– de Juan por Jesús le permite este gesto: recostarse sobre el pecho de Jesús. Es un adolescente de casi 18 años, que ya sabe Amar (con mayúscula). Y ha aprendido cumpliendo la voluntad de Dios.

“Habrás pensado alguna vez, con santa envidia en el Apóstol adolescente, Juan, al que amaba Jesús.

-¿No te gustaría merecer que te llamaran <el que ama la Voluntad de Dios>? Pon los medios, día a día”. (Forja 422).

También esto nos enseña Juan. Amar y cumplir la Voluntad de Dios: en la vida en familia, en el trabajo, en el apostolado. En la salud y la enfermedad. Con ganas y sin ellas. En el frío y con calor. Todos los días, día a día. El Amor a Dios es lo que nos llevará al Cielo. Juan nos lo enseña: a los 18 o a los casi 90 años con que murió, perseveró con fidelidad.

“¡Cómo gusta contemplar a Juan, que reclina su cabeza sobre el pecho de Cristo! –Es como rendir amorosamente la inteligencia, aunque cueste, para encenderla en el fuego del Corazón de Jesús” (Forja 496).

Más enseñanzas: docilidad, obediencia, humildad, hacer lo Dios quiere –incluso entregarle la vida, aunque cueste un poquito. Es el camino para ser su discípulo, para ser apóstol, para ser santo. Para ser “el que ama Jesús”.

Ahora que eres adolescente, dile que Sí, aunque cueste, por Amor.

¡Amor! el gran tema de Juan. Amor a Dios y Amor al prójimo. Terminará su vida, ya ancianito escribiendo a sus hermanos en la fe: “Queridísimos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios. Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es Amor”, “y esto es el amor: que vivamos según sus mandamientos. Este es el mandamiento tal como lo oísteis desde el principio: que viváis en el amor”.

San Josemaría en una reunión con muchas personas nos animaba: “Quereos mucho unos a otros. Y al decir esto, os digo lo que está en la entraña del cristianismo: Dios es cariño. ¿Os acordáis de aquel Juan, que es un buen modelo para aprender a amar a Jesucristo? Cuando estaba ya viejo, viejo, viejo, aunque él se debía sentir joven, joven; cuando quizá, porque el cuerpo ya no respondía, casi ni podía hablar, repetía a sus discípulos: <Filioli, diligite alterutrum> (Hijitos, ámense unos a otros)”.

Jesús termina la cena entregándose a sí mismo en la Eucaristía, dando de comer a sus discípulos su cuerpo y su sangre –también a Juan, quien comulgaría por primera vez–. Convirtiendo a sus queridos apóstoles en los primeros sacerdotes –también a Juan, sacerdote a los 18 años!!! – al decirles: “Haced esto en memoria mía”. El colmo del Amor, pues a lo largo de los siglos, la Eucaristía nos acompañará : Ésta será también para nosotros.

Juan nos enseña a los fieles a comulgar dignamente –sin mancha de pecado grave– y a los sacerdotes a celebrarla muy digna y limpiamente. Esa cena será el paradigma del Amor. Atravesará la historia “por los siglos de los siglos” hasta que haya un hombre en la Tierra. “Yo estaré con vosotros todo el tiempo, hasta el fin del mundo”.

 

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