Cuidar nuestra casa (2) / Una “Ecología Humana”

1) Para saber

El Papa Francisco en su reciente Encíclica “Laudato si’” (“Alabado seas”) trata el tema de la ecología. El Papa Francisco en su introducción recuerda que sus predecesores también han señalado principios ecológicos: San Juan XXIII, Beato Paulo VI y más recientemente San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

San Juan Pablo II advirtió que el ser humano no debe dejarse llevar sólo por su interés personal, olvidándose del entorno. En ese respeto se ha de incluir al hombre mismo, hablándose así de un “ecología humana”. Así como el hombre debe cuidar “la casa común”, también hay que cuidar a los habitantes de la casa.

No se puede olvidar que la naturaleza que nos rodea como la propia vida son una donación de Dios, mas no para hacer lo que se quiera con ella, sino para hacerla “fructificar”, desarrollarla, es decir, que llegue a su perfección. Y llegará a esa perfección si sabemos respetar la forma de cada ser, lo que son cada cosa.

2) Para pensar

Se cuenta de un rey que salió a su jardín una mañana y lo encontró marchito y mustio. Le preguntó qué ocurría al roble. El roble dijo que había resuelto morirse porque no era alto y hermoso como el pino. El pino, a su vez, renegaba porque no podía tener frutos como la vid. La vid estaba decidida a ultimar su vida porque su uva no era grande como el durazno. El durazno porque no tenía flores como el geranio, y éste se quejaba porque no era bella y fragante como la rosa.

Pero cuando llegó a la violeta, el rey la encontró tan viva y alegre como siempre, y le dijo: “¡Violeta!, me alegro de encontrar una flor tan pequeña y valiente en medio de todo este desaliento. No pareces sentirte descorazonada”.

La violeta respondió: “No, no lo estoy. Sé que soy pequeña, pero pensé que si querías un roble, un pino, un árbol de durazno, los habrías plantado. Pero quisiste una violeta, y estoy decidida a ser la mejor violeta posible”.

Cada uno tiene su propia forma de ser y ha de aceptarla. La ecología ha de llevar a respetar a cada uno según su forma de ser, incluyendo a la persona humana. Esa forma de ser radical, se nos es dada, es un don, no se escoge, es nuestra esencia. Y sobre esa forma se ha de desarrollar todo lo demás.

3) Para vivir

Como decía Benedicto XVI, hay que saber respetar todos los aspectos: «el libro de la naturaleza incluye el ambiente, la vida, la sexualidad, la familia, las relaciones sociales, etc.”. Las heridas producidas por nuestro comportamiento irresponsable se deben a que olvidamos que existen verdades indiscutibles que guían nuestras vidas y a las que la libertad debe someterse.

El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza. El derroche de la creación, decía Benedicto XVI, comienza donde no reconocemos ya ninguna instancia por encima de nosotros, sino que sólo nos vemos a nosotros mismos.

Por eso, los santos son aquellos que han aprendido a aceptar lo que son, aceptando en todo la voluntad de Dios, sin dejar de luchar por producir sus propios frutos.

 

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