Muy bueno días a todos ustedes:
Desde la columna Una Mirada en la Historia, su servidor el Padre José Luis Bautista González.
Dentro de la Iglesia católica, así como en las Iglesias ortodoxas, existe un proceso bastante grandioso que se llama proceso de canonización, donde, a través de expertos en la materia, se investigan los hechos de la persona que vive una gracia y también los escritos.
De acuerdo a la selección, se le da el título de “Siervo de Dios”, de “Venerable”, de “Beato”, y finalmente, de “Santo”, cuando a través de su intercesión se han logrado milagros donde la ciencia afirma: “aquí no hay una explicación lógica”.
Menciono esto porque, lamentablemente, extrapolar el proceso de canonización en la Historia Patria, sería un terrible error, y aun, un error contraproducente.
El libro que hoy les recomiendo que lean es un libro ya vetusto, que se escribió en los años 40 (del siglo pasado), en plena Segunda Guerra Mundial, que es “El mito del Estado”, de este gran hombre, Cáceres.
En pocas palabras, lo que explica Cáceres es que el mundo donde el bien ha sido lamentablemente arrancado por el mal, donde los Estados totalitarios arrancan toda semilla de creatividad, los Estados tienen que inventarse mitos.
¿Y qué significa inventarse mitos? (Significa) Magnificar a una persona, aunque esta persona no del todo haya sido la mejor, para que así pueda conservar su propio estatus de Estado.
Es por eso que en estas miradas en la Historia se pretende desmitificar a algunos hombres y mujeres que la Historia Patria o la llamada “historia oficial” ha tratado de magnificar solamente dándole aciertos a la persona, pero no sus propios errores.
Nuevamente voy a las lecciones de la Historia. Por ejemplo, si nosotros leemos a Eusebio de Cesarea, cuando magnifica a Constantino, él mismo, en su introducción, dice: “Hablaré de los aciertos del emperador de Roma”. Pero si alguien lee la vida de Constantino de Eusebio de Cesarea, uno pensará en una visión parcial porque solamente te presentan las bondades. Lo mismo cuando Julio César habla de sus éxitos, es indudable que no habla de sus desaciertos.
La labor del historiador es –a través de la búsqueda en la Historia–, tiene que ser, una búsqueda incesante de la Historia, a través del documento, del monumento, y a través de la tradición oral. Tiene que poner a cada uno en su justo medio, pero nunca magnificar a una persona y callar, por intereses económicos, por intereses ideológicos. Tal vez la persona en su justa bidimensión.
Es por eso que en este año 2015 hagamos el intento en este “Mes de la Patria” de desmitificar a las personas que tal vez la historia de bronce o la historia oficial ha dado como héroes; hay que verlos en su justa dimensión. Fueron hombres y mujeres que tuvieron aciertos, pero también desaciertos. Muchísimas gracias.
@voxfides
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