Analistas señalaron que la redada contra las Damas de Blanco, agrupación disidente más visible de la isla, tuvo por objetivo fungir como una clara advertencia de parte del gobierno para que no interfieran en la visita papal, el primero a Cuba desde el viaje de Juan Pablo II de 1998.
Dicha redada puede complicar la visita pontificia que inicia el lunes 26 de marzo, sin embargo, las autoridades gubernamentales y eclesiásticas han estado preparando con esmero la llegada del Benedicto XVI, la cual marcará el 400 aniversario del santo patrono de Cuba así como también la distensión de las relaciones entre la iglesia y el Estado comunista.
Y es que la iglesia católica ha padecido mucho en Cuba, país que deportó a varios sacerdotes y monjas, y que nacionalizó las tierras de la iglesia después de la revolución de 1959 encabezada por Fidel Castro. Sin embargo, en años recientes, el Estado se ha vuelto más tolerante a la religión y recientemente permitió la apertura de un nuevo seminario en La Habana.
Por su parte, Federico Lombardi, vocero del Vaticano, dijo que el Papa no tiene planes de reunirse con la agrupación durante su visita y afirmó que el pontífice está “consciente y atento del bienestar de todos los cubanos”. Lombardi no se pronunció respecto a la represión del gobierno cubano.
Mientras tanto, un vocero del gobierno dijo que las autoridades no tenían comentarios sobre los arrestos, pero que el gobierno normalmente considera que los disidentes operan fuera de la ley. Asimismo, la Casa Blanca hizo un llamado en pro de la liberación de las prisioneras y pidió que el gobierno “abandone sus tácticas de intimidación y acoso tendiente a socavar la disensión pacífica”.
La agrupación Damas de Blanco se formó en 2003 por las esposas y familiares de un grupo de 75 prisioneros que fueron arrestados en la isla ese mismo año en la redada de disidentes denominada la “Primavera Negra”.
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