En continuación a su viaje apostólico por Estados Unidos, el pasado 26 de septiembre, el Papa Francisco visitó la Catedral de San Pedro y San Pablo en Filadelfia. Recordó la historia de Santa Catalina Drexel, cuando el Papa León XIII la cuestionó diciendo: “¿Y tú?, ¿qué vas a hacer?”, marcando con ello la vida de esta mujer laica. Dejó como reflexión el trabajo que hay por hacer entre la edificación de la Iglesia y la responsabilidad de todos los fieles como discípulos misioneros.
Posteriormente acudió al “Independence Mall”, haciendo presente que no sólo se han construido muros sino también derrumbado dando apertura a nuevas oportunidades a través de la lucha por la libertad encaminada por la paz, tolerancia y respeto. Animó a todos aquellos que han emigrado en busca de nuevas oportunidades, diciéndoles que no deben avergonzarse ni desanimarse, mucho menos olvidar la fe y el profundo sentido de la vida familiar y los valores que han heredado de ella, con ello ayudarán a renovar la sociedad desde dentro.
En ocasión al Octavo Encuentro Mundial de las Familias para celebrar y apoyar a la institución del matrimonio y de la familia, el Papa Francisco hablo del amor, la belleza y verdad que Dios tiene en sí y que ha decidido entregar a la familia. Explicó que a pesar de las dificultades que puedan existir en ella se deben superar con amor, prestando atención a los niños y a los abuelos, porque los niños y los jóvenes son el futuro, la esperanza, pero los abuelos son la memoria de la familia.
Al día siguiente en la reunión con los obispos invitados al Encuentro Mundial de las Familias, habló del dolor y la indignación que siente por aquellos menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes. Asimismo, agradeció a todos los supervivientes de abuso por su valor para hacer brillar la luz de Cristo, el Santo Padre se comprometió a vigilar a la Iglesia para proteger a los menores.
Por otra parte, habló sobre el consumo que está causando soledad en la sociedad, esa soledad y falta de vínculos que pueden contrarrestarse con la unión familiar, puesto que las familias son las que transforman el mundo y la historia.
Culminó su visita pastoral por América con la Misa de clausura del Encuentro Mundial de las Familias, en la que trató el tema del amor, el amor que existe en la familia con la fe, felicidad y todos esos gestos de generosidad que consisten en dar o ayudar al prójimo sin esperar ni pedir nada a cambio.
Cerró con una invitación a todas las familias para lograr construir un mundo de fe y acción a través del cariño familiar.
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