El Papa Francisco presidió la Audiencia General, este miércoles 7 de octubre, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, fiesta de Nuestra Señora del Rosario. El tema al que se refirió el Santo Padre fue la familia. Recordó que el domingo anterior había dado inicio el Sínodo de los Obispos, que trata sobre “la vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.
Francisco dijo que: “Los hombres y mujeres hoy necesitan una inyección de espíritu de familia”. Agregó que “ante el débil reconocimiento a las personas en las diversas relaciones sociales, la familia abre una perspectiva más humana, que permite establecer vínculos de fidelidad, sinceridad, cooperación y confianza”.
Sobre la familia, ahondó en que ella enseña a honrar la palabra y a respetar a los demás, pero además “brinda una atención insustituible a los miembros más pequeños, vulnerables, heridos y devastados en su vida”.
Mencionó que “para la Iglesia el espíritu de familia es como su carta magna: la Iglesia es y debe ser la familia de Dios”, que por su medio Jesús pasa entre nosotros de nuevo “para persuadirnos de que Dios no nos ha olvidado”. Dijo que la Iglesia, a través de la familia, nuevamente va a pescar a los hombres, “¡No es esta una red que hace prisioneros! Libera de las aguas malas… para que no se ahoguen en el mar de la soledad y la indiferencia”.
Deseó “que el entusiasmo de los Padres Sinodales, guiados por el Espíritu Santo, dé un renovado impulso a la Iglesia, echando de nuevo las redes confiando en las palabra del Señor”. E invitó a todos a pedir a Nuestra Señora del Rosario su intercesión por el Sínodo.
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