“Estuvimos presentes en la misa del Santo Padre para celebrar y dar testimonio de nuestra fe; el relicario, estuvo presente durante la misa en donde asistió el presidente Felipe Calderón con su familia, los cuatro candidatos a la presidencia; así como más de 600 mil fieles”.
De hecho, “los obispos de todo el país, nos hicieron favor de dar este relicario. Hay reliquias de 25 santos mártires que canonizó Juan Pablo II en el 2000 y de los 13 beatos que beatificó Benedicto XVI en el 2005, todas son de primer grado, es un huesito de cada una de ellas y desde Chihuahua hasta Veracruz y Guerrero, todos nos hicieron favor de donar alguna reliquia”.
El relicario, detalló, Fernando Guevara, tiene en las puertas, la imagen de la Virgen de Guadalupe y la imagen de Cristo de la Pasión; adentro, son unas columnas salomónicas por donde corre la palma, que la palma, precisó, es el símbolo de los mártires; además, viene el nombre de cada uno pintado en rojo, simbolizando la sangre y abajo viene en latín: ¡Cristo Vence, Cristo Reina, Cristo Impera, Viva Cristo Rey y Viva la Virgen de Guadalupe! ése, anotó, “era el grito con el que morían ellos antes de ser ejecutados”.
En el Parque Bicentenario, cuando ya se despedía el presidente Felipe Calderón de algunos simpatizantes; fue precisamente su hijo, Luis Felipe, quien se acercó naturalmente a conocer el relicario, “nos preguntó que era, le explicamos y entonces el niño, fue por su papá (Felipe Calderón) y lo trajo.
El presidente Calderón, refirió Guevara, quien actualmente vive en Texas, “estaba muy impactado, nos conoce y nos preguntó que quienes éramos; le dijimos que la Orden de Colón, nos felicitó por nuestro trabajo y nosotros lo felicitamos por su valentía. Pero fue verdaderamente conmovedor que se acercara a través de su hijo”.
En estas tierras cristeras precisamente, el portavoz de la Santa Sede Federico Lombardi reveló que el presidente Felipe Calderón, le regaló al Papa tres libros sobre cristeros, uno acerca de México pero en idioma alemán; así como una vajilla de Jalisco.
La Guerra Cristera en México fue un conflicto armado que se prolongó desde 1926 a 1929 entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos que resistían la aplicación de legislación y políticas públicas anticlericales orientadas a restringir la autonomía de la Iglesia católica.
La Constitución mexicana de 1917 establecía una política que negaba la personería jurídica a las iglesias, subordinaba a éstas a fuertes controles por parte del Estado, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes raíces, desconocía derechos básicos de los “ministros del culto” e impedía el culto público fuera de los templos.
Notimex
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