1) Para saber
Con motivo de este Año de la Misericordia el Papa Francisco explicó que hay dos caminos que el hombre puede tomar: uno es el de la esperanza y el otro es el de la “propia esclavitud y rigidez” que hace que la persona no sepa nada del perdón de Dios.
En este Año de la Misericordia el Santo Padre quiere que en cada uno nazca o se renueve la esperanza en la misericordia de Dios; que seamos conscientes de que Dios es nuestro Padre, de que nos perdona siempre y todo.
Que no tomemos el segundo camino, el de aquellos que se refugian en su propia esclavitud, en su propia rigidez, y no saben nada de la misericordia de Dios. Es el caso de los fariseos y escribas en el tiempo de Jesús, que aunque habían estudiado, su ciencia no los salvaba y se cerraban a la salvación traída por Jesús. Que no seamos nuevos fariseos.
2) Para pensar
Para explicar la misericordia de Dios en la que debemos esperar, el Papa la comparó al amor de los padres por su hijo, especialmente si lo ven desvalido: Dios se ha enamorado de nuestra pequeñez y su misericordia es como la caricia del papá o la mamá, que cuando estamos asustados nos dice: “no tengas miedo de nada, ni de tus pecados, yo estoy aquí para perdonarte”.
El amor del Señor es un amor tierno, un amor como el del papá o la mamá cuando habla con el niño que se despierta de noche asustado por un sueño y lo tranquiliza diciéndole: “Yo te tomo la mano derecha, quédate tranquilo, no temas”. Esta es la misericordia de Dios, afirmó Francisco.
3) Para vivir
El Papa explicó en su reflexión que “la esperanza es esta virtud cristiana que nos hace ver lejos, más allá de los problemas, los dolores, las dificultades, más allá de nuestros pecados, que nos hace ver la belleza de Dios… Cuando yo me encuentro con una persona que tiene esta virtud de la esperanza y se encuentra en un momento feo de su vida –ya sea una enfermedad, una preocupación por un hijo o una hija, o por alguien de la familia, que padece algo– pero que tiene esta virtud, en medio del dolor, tiene el ojo penetrante, tiene la libertad de ver más allá. Y ésta es la esperanza: Dios quiere mujeres y hombres de esperanza, incluso en medio de los problemas. La esperanza abre horizontes, es libre, no es esclava, siempre encuentra un lugar para resolver una situación”, prosiguió.
“Nosotros que estamos tan nerviosos cuando una cosa no va bien, nos agitamos, estamos impacientes… En cambio Él nos trae la paz y tranquilidad, nos dice: ‘No temas, Yo te perdono’. Nos pide sólo nuestras miserias, nuestras pequeñeces, nuestros pecados, para abrazarnos, para acariciarnos. El Señor quiere tomar sobre sí nuestras debilidades, nuestros pecados, nuestros cansancios: ‘Vengan a mí, todos ustedes que están fatigados, agobiados, y yo les daré descanso. Yo soy el Señor tu Dios, que te tengo por la derecha, no temas pequeño, no temas. Yo te daré fuerza. Dame todo y yo te perdonaré, te daré paz’, señaló el Papa.
El Papa terminó su reflexión pidiéndole a Dios que su misericordia nos haga un poco más misericordiosos con los demás.
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