El Papa Francisco, que el próximo mes de febrero estará en nuestro país, nos ha invitado a hacer nuestro el mensaje de la misericordia divina. De esta manera, casi tomándonos de la mano, nos acompaña a entrar en el gran y confortador amor infinito e incondicional de Dios por todos y cada uno; un amor que, haciendo la vida plena y eterna, nos llena tanto que podemos “desbordarlo” hacia los demás, siendo misericordiosos como el Padre.
El ser humano, complejo unitario de alma y cuerpo, necesita amor para vivir y desarrollarse. Por eso, tanto en las alegrías como en las penas, el amor nos permite “saborear” mejor las dichas y enfrentar las penas con confianza y esperanza, conscientes de que nunca estamos solos; que un Dios todopoderoso y creador de cuanto existe está de parte nuestra, acompañándonos y ayudándonos cada día para que, poniendo de nuestra parte, podamos desarrollarnos y contribuir al progreso de nuestra familia y de nuestra sociedad.
También el amor misericordioso, gratuito, generoso, fiel y capaz del perdón, nos da la oportunidad de corregirnos y reemprender el camino con renovado vigor cuando nos hemos desviado perdiéndonos en el laberinto del egoísmo que nos aísla de los demás y nos hace indiferentes hacia los que nos rodean.
“Dios no se cansa de perdonar -comenta el Papa- No nos cansemos de pedir su perdón”. Precisamente, en el Sacramento de la Reconciliación, a través de la Iglesia, Dios, como un Padre amoroso, viene a nuestro encuentro para restaurarnos y ayudarnos a mejorar y a relacionarnos positiva y creativamente con Él, con nosotros mismos y con lo demás.
Sólo quien reconoce su error puede enmendarse. Sólo quien tiene la convicción de ser amado incondicionalmente se descubre amable y capaz de amar sin condiciones. Y sólo quien ama sin condiciones puede ser libre.
Este amor, cuando es verdadero, nos motiva a actuar con justicia, comprensión y equidad; a ser serviciales y a saber perdonar, dando a los demás la oportunidad de mejorar. Es este amor el que es capaz de hacer la vida plena y de edificar un mundo mejor.
*Obispo auxiliar de Puebla y secretario general de la CEM
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