Durante la audiencia general del 27 de enero el Santo Padre recordó la Sagrada Escritura, en donde se muestra la misericordia de Dios presente a lo largo de toda la historia del pueblo de Israel.
Papa Francisco: Pero este Año de la Misericordia es una buena ocasión para reencontrarse, abrazarse y perdonarse, ¡eh! Olvidar las cosas feas.
Rememoró el Libro del Éxodo cuando los Israelitas se encontraban en el fondo de su esclavitud y Dios escuchó sus gemidos, dirigiendo su mirada los tuvo en cuenta.
Papa Francisco: La misericordia no puede permanecer indiferente frente al sufrimiento de los oprimidos, al grito de quien está sometido a la violencia, reducido a la esclavitud, condenado a muerte.
Mencionó que Dios no es indiferente puesto que responde y cuida de los pobres e interviene para salvar, suscitando hombres capaces de sentir el sufrimiento y trabajar a favor de los oprimidos, como Moisés liberando al pueblo.
Papa Francisco: La misericordia de Dios actúa siempre para salvar. Es todo lo contrario de las obras de aquellos que actúan siempre para matar: por ejemplo aquellos que hacen las guerras.
Expresó que la Misericordia del Señor hace al hombre precioso, como una riqueza personal que le pertenece, que Él custodia, en la que se complace.
Papa Francisco: Son éstas las maravillas de la misericordia divina, que llega a pleno cumplimiento en el Señor Jesús, en esa “nueva y eterna alianza” consumada con su sangre, que con el perdón destruye nuestro pecado y nos hace definitivamente hijos de Dios
Texto completo:
Queridos hermanos y hermanas:
El relato del libro del Éxodo que hemos escuchado nos muestra como la misericordia de Dios ha estado siempre presente en toda la historia del Pueblo de Israel. Por eso, cuando su vida se vuelve dura por la esclavitud en Egipto, Dios no permanece indiferente ante su sufrimiento. Lo salva del Faraón por medio de Moisés, a quien escoge como mediador de liberación. Lo saca de Egipto, lo conduce a través del Mar Rojo y del desierto, hacia la tierra prometida, hacia la libertad.
La misericordia de Dios no es indiferente al dolor del oprimido, al grito de quien sufre violencia, esclavitud, o es condenado a muerte. El sufrimiento es una triste realidad que aflige a toda época, también a la nuestra. Nos hace sentir impotentes y tentados a endurecer el corazón. Dios, en cambio, «no es indiferente», no abandona, sino que actúa y salva.
El ejemplo de Israel nos consuela y aviva nuestra esperanza en la salvación de Dios. Él elige a Israel, lo educa como un padre a su hijo, y le propone una relación de amor particular que lo convierte en “pueblo de su propiedad”.
También a nosotros nos ofrece las maravillas de su misericordia, que llega a su pleno cumplimiento en Jesucristo, que con su Sacrificio Pascual inaugura la “Alianza nueva y eterna”, nos obtiene el perdón de nuestros pecados y nos convierte definitivamente en hijos de Dios.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa, en particular al Instituto San Dominique de Roma, y a muchos jóvenes y personas de Costa de Marfil.
Somos cada uno único y precioso a los ojos de Dios. Que el Señor, en su misericordia, nos dé la gracia todos los días para profundizar su relación con nosotros y responder a su llamada con todo nuestro corazón. ¡Que Dios los bendiga!.
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