Durante el segundo día de actividades de Encuentro DF 2016, del Movimiento Comunión y Liberación, el sábado 16 de abril, se trataron temas tan importantes como el trabajo, el bien común y las repercusiones de la visita del Papa Francisco a México llevada a cabo en febrero pasado.
Comenzaron las actividades del día con la celebración de la Santa Misa alrededor de las 10 de la mañana; más tarde hubo tiempo para conocer la exposición de Don Giussani, “De mi vida a la vuestra”, con motivo de su décimo aniversario luctuoso.
La primera charla estuvo a cargo de Nichola Melchioti, con el título: “El trabajo, la empresa y la aventura”. Comentó que se trabaja, por supuesto, por necesidad, pero también por explorar y para expresarnos, e incluso como una autodefinición. No obstante, no debe ser toda nuestra definición, ya que también nos define la familia, los amigos, etc.
Comentó que la generación de los millenials duran poco en los trabajos y ubican el trabajo por un buen objetivo, así como aprender cosas nuevas. Ahora el talento joven se retiene si se les ofrece un voluntariado empresarial, por ejemplo.
Señaló que actualmente el mundo laboral es muy caótico y que la sociedad es muy líquida, por lo que la empresa debe ser muy flexible; acotó que no todas las etapas son plenas, hay ocasiones en que parece que nada avanza y resaltó la importancia del trabajo en equipo, aun cuando siempre pueden existir algunas relaciones difíciles, ya que todos están por un objetivo en común.
Se mencionó que hay una idea equivocada de quien fracasa en su trabajo, como de que no sirve, lo cual es muy equivocado, ya que conserva su propia dignidad y puede tener otras capacidades que no necesariamente son de valor económico.
En la primera charla vespertina, Alonso Rodríguez explicó los frescos del Palacio de Gobierno de la ciudad de Siena, llamada también la “Casa de María”, cuyo tema es el bien común. Siena, ante la posibilidad de ser atacada por Florencia, decidió enfrentarla y se consagró a la Virgen María; venció y tuvo 90 años de esplendor.
Los frescos del Palacio de Gobierno es una representación laica del bien común, en el que se ilustra al Comunne o Ayuntamiento y al lado de éste diferentes virtudes, así como la paz. Se desarrollan también los efectos sobre la ciudad, donde la gente puede trabajar y vivir tranquila, la comunidad prospera.
Por otro lado, los frescos también ilustran a la tiranía, donde cada cual ve por sí mismo, en la figura de monstruo bizco y torpe, porque sólo puede verse él, así como sus efectos sobre la ciudad; es decir, la violencia, la burla, el campo arde en llamas, y nadie puede transitar los caminos.
El expositor señaló que el deseo más profundo del hombre es la paz, y que ese bien común debe ser construido por cada una de las personas, pasando más allá de dejar la responsabilidad únicamente a la autoridad, y esas autoridades que ven por sus intereses, salen de las mismas familias de nuestras familias y sociedades; por lo tanto, son nuestras familias las que tiene que practicar mejor las virtudes. No omitió decir que la religión, en especial la católica, tiene una gran responsabilidad para cambiar nuestra situación.
Después se llevó a cabo una mesa con Jorge Traslosheros, Fanny del Río y Guillermo Hurtado, con el título “¿Qué ha sucedido durante la visita del Papa Francisco a nuestro país? ¿Qué desafío nos deja?”
Traslosheros comentó que ha visto un cambio de actitud en los medios de comunicación en los que colabora, con referencia a otros eventos eclesiales que fueron cubiertos por la prensa: pasaron de un repudio “a todo lo que oliera a religión”, a la buena voluntad, a la apertura. Otro aspecto que mencionó fueron los silencios a través de los cuales el Papa envío su mensaje; por ejemplo, delante del Cristo Negro de la Catedral, frente a la Virgen de Guadalupe o ante la cruz erigida en la frontera.
Fanny del Río mencionó que le llamó la atención “el regaño a los obispos”, que apeló a las responsabilidad de las autoridades, pidió perdón a los indígenas, llamó a los jóvenes a participar más, habló de la justicia social e invitó a pensar en el catolicismo como comunidad. Subrayó que es el primer Papa que ha visitado Palacio Nacional con un discurso de alto contenido social. Entre otras cosas, recordó que a los jóvenes los llamó a que no se dejen minusvalorar con ofertas como la de ser sicario, algo a lo que ciertamente jamás nos invitaría Jesús, y considera que el Papa sembró la semilla de que hay cosas que debemos de hacer nosotros.
Por su parte, Guillermo Hurtado consideró que este viaje a México fue como una especie de compendio de los temas que ha tratado en su pontificado: familia, pobreza, ecología, exclusión, etc.; y ve dos dimensiones: la político-social (en sentido amplio) y la espiritual. Sobre el primer rubro, comentó que sintió vergüenza por la cantidad de problemas que existen, que vio el Papa y que vio el mundo entero: corrupción, desigualdad, narcotráfico, violencia.
No obstante, considera que sería un error quedarse en estos aspectos sin contemplar el elemento espiritual, y sobre el particular rescató el hecho de las multitudes, que con dificultades y con mucha anticipación llegaron a Ecatepec, así como de que la reserva espiritual del país está en los indígenas y que el punto central de todo el viaje fue la visita a la Basílica de Guadalupe. En este punto, Hurtado quedó con mucha esperanza; y sin embargo, no podemos esperar que nuestros problemas los resolverá alguien más; no podemos permitirnos el desencanto, pero las fuerzas las podremos tomar de esa reserva espiritual y de la Virgen de Guadalupe.
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