Ahora será más fácil votar para aquellos cardenales que por enfermedad están impedidos salir de su habitación, (aunque de los 115 electores, hasta el momento, ninguno se encuentra en dicha situación) ya que se agregó al tradicional cáliz y al copón una nueva urna para recoger las eventuales papeletas de quienes no pudieran estar en la Capilla Sixtina.
Antes había sólo dos urnas, ahora hay tres para hacerlo más funcional: cada cardenal tendrá que poner una papeleta en el plato y con él introducirla en un recipiente colocado debajo; la segunda urna se utilizará sólo en caso de la presencia en el cónclave de los eventuales cardenales a los que una enfermedad impidiera dejar su habitación.
Y la tercera, es para recoger las papeletas después de los escrutinios antes de que se quemen en la tradicional fumata.
Las tres urnas son de plata y bronce dorado y su iconografía está vinculada a dos símbolos: el primero, es el del pastor y las ovejas; los otros son los pájaros, las uvas y el trigo.
En un tapiz expuesto en la galería del mismo nombre de los Museos Vaticanos, se encuentra uno de los ejemplos más antiguos de los cálices-urnas que se utilizaban para recoger las papeletas con que votaban los cardenales durante la elección del romano pontífice.
El tapiz se refiere a un episodio narrado en las crónicas de la elección del Papa Urbano VIII (1623-1644). A la derecha se puede ver un escrutador que mira con atención e interés, dentro de un gran cáliz como para comprobar si estaba allí el papel perdido.
En tanto los peregrinos siguen llegando a la eterna capital cristiana todo parece indicar que el cónclave se desarrollará de manera “democrática” y que no tardará demasiado tiempo en desarrollarse, parece haber quedado muy lejos aquel cónclave de Viterbo cuando duraron tres años en ponerse de acuerdo, y de donde de hecho proviene el nombre cónclave (con llave) ya que fue necesario encerrarlos así a pan y agua para forzarlos a un acuerdo.
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