Así lo consideró el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi en una editorial escrita este domingo 10 de marzo, en la que detalla que desde el martes el discernimiento se hará aún más comprometido.
Lombardi, quien estos últimos días ha atendido en las conferencias informativas a miles de periodistas (somos más de 5 mil acreditados), resaltó que “¡es impresionante, si se piensa a la responsabilidad de por sí sobrehumana que será puesta sobre la espalda de un hombre!”.
A su juicio no se trata sólo de gobernar bien una institución, sino de orientar el camino religioso, espiritual, moral, de la comunidad de los creyentes más numerosa, difundida y observada con atención –con expectativa positiva, y a veces también con actitud negativa–.
Recordó el cónclave en palabras de los dos últimos sucesores de Pedro: “El Papa Wojtyla contemplaba el juicio de Miguel Ángel en su poema ‘Tríptico romano: Todas las cosas están desnudas y abiertas ante los ojos de Dios, trasparencia de los eventos, trasparencia de las consciencias. Tú que penetras todo – ¡indica!”. Él indicará.
El cardenal Ratzinger comentaba: “La heredad de las llaves dejadas a Pedro… Poner estas llaves en las manos justas: es esta la inmensa responsabilidad en aquellos días”.
“Ahora, aquel que con su extraordinaria renuncia ha llevado a los cardenales a cruzar una vez más el umbral de la Capilla Sixtina para discernir ante la historia a qué manos confiar las llaves, está con todos nosotros, silenciosamente pero más profundamente y conscientemente que todos nosotros, en oración: ‘Espíritu de Dios, tú que todo penetras – ¡indica!’”.
Así, mientras los ojos del mundo siguen puestos en uno de los Estados más pequeños: la Ciudad del Vaticano, los príncipes de la Iglesia ya han dado un gran paso para una de las decisiones más importantes que repercutirá a un gran número de creyentes en todo el mundo.
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