Nos encaminamos hacia una represión ideológica, a una verdadera persecución: Padre Valdemar

SIAME: P. Hugo, en días recientes recibió dos documentos a propósito de los artículos publicados en Desde la Fe que argumentan la oposición a la propuesta presidencial sobre los mal llamados “matrimonios igualitarios”, ¿qué nos puede decir al respecto?

P. Hugo Valdemar (P.HV): Se trata de dos documentos claramente intimidatorios; el primero, fechado el 9 de septiembre, es una petición de réplica firmada por 26 personas identificadas como integrantes de la Comunidad LGBTTTI. Cabe destacar que es un documento impecablemente elaborado, pero detrás de los formalismos hay una advertencia velada de interponer más recursos represivos, como pueden ser demandas civiles, denuncias penales o amparos.

Pensaron que nos iban a amedrentar y que no responderíamos, pero se equivocaron. Desde la Fe es uno de los pocos periódicos en el país que nunca ha regateado el derecho de réplica porque no le tememos al desacuerdo, ni somos intolerantes con quienes piensan diferente a nosotros, así que los documentos enviados fueron publicados íntegramente (fue más que lo que pidieron) en la página web del semanario, y próximamente publicaremos una respuesta a sus argumentos que, por cierto, son insostenibles y que pretenden reprimir la libertad religiosa y de expresión.

SIAME: Y en cuanto el segundo documento, ¿qué nos puede decir?

P.HV: El segundo documento resulta más escandaloso. Lo envió el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), el 13 de septiembre, y lo firma Iván Ricardo Pérez Vitela, Director de Cultura por la no Discriminación. Se trata de una verdadera censura al artículo publicado por Desde la Fe: “No se nace homosexual”, basado en el testimonio y la experiencia terapéutica del psicólogo Richard Cohen, quien padeció la homosexualidad y pudo liberarse de ella, por lo que ahora ofrece su ayuda a las personas con atracción por el mismo sexo no deseada.

SIAME: ¿Qué fue lo que le argumentó el COPRED?

P.HV: Refieren que el 6 de octubre de 2014, al enterarse de que el señor Richard Cohen iba a dar unos cursos y talleres en la Ciudad de México, fue citado ante una especie de tribunal, cuyos miembros eran claramente entusiastas seguidores de la ideología de género y pro gays. Sus argumentos dejan ver una verdadera “dictadura ideológica gay”, eso que muy bien llamó el cardenal Antonio Cañizares, el “Imperio gay”.

Su argumentación, dizque científica, hace referencia a algunos conceptos del todo inaceptables y claramente inquisitoriales. Citaban el principio 18 de Yogyakarta, que dice: “Ningún tratamiento o consejería de índole médica o psicológica puede considerar explícita o implícitamente la orientación sexual y la identidad de género como trastornos de la salud que han de ser tratados, curados o suprimidos”.

Lo deshonesto de estas personas es que, tanto al Dr. Richard Cohen como a un servidor, nos han presentado este documento como si fuera aceptada oficialmente por los Estados, siendo que no es así. Los Principios de Yogyakarta son tan disparatados, que no han sido adoptados por los Estados en un tratado, y por lo tanto, no constituyen un instrumento vinculante de derecho internacional de los derechos humanos.

SIAME: En lo referente al artículo publicado por Desde la Fe, “No se nace homosexual”, ¿qué le refutaron?

P.HV: Absolutamente nada, porque es un hecho que no existe un solo estudio científico que demuestre que se nace homosexual. Es muy curioso, pero los propagadores de la ideología de género afirman dogmáticamente que no se nace hombre o mujer, pero que sí se nace homosexual. ¿Cómo pueden sostener un razonamiento tan absurdo? Si –según ellos– la sexualidad se construye, entonces debemos entender que también se deconstruye. Por ello, si alguien está descontento con su atracción homosexual, ¿cómo es posible prohibir que se le ayude? Eso sólo sucede en las dictaduras, y estamos al inicio del “Imperio gay”, de una dictadura de pensamiento semejante al estalinismo o a la revolución cultural de Mao Tse Tung.

SIAME: Si la homosexualidad no es una enfermedad ni una anomalía, ¿entonces por qué hay personas con atracción homosexual que quieren cambiar dicha atracción no deseada?

P.HV: Ante la defensa de esta libertad de las personas que quieren cambiar lo que saben que no está bien, porque la conducta homosexual contradice su propia fisiología, es decir, su naturaleza corporal, y contradice los valores morales, pasma la respuesta que dio la terapeuta sexual Rinna Riensefeld al argumentar que “hay personas que no son felices con su homosexualidad, pero por la presión social y la discriminación que sufren, en algunos casos buscan esos cambios”. Así pues, según esta argumentación, lo que hay que hacer es cambiar a la sociedad entera que está mal para que se adecue a los homosexuales, pero es un crimen brindar una ayuda o terapia a las personas inconformes con su atracción no deseada.

Pero todavía resulta más absurda la argumentación del periodista Enrique Torre Molina que, de plano, actúa como el gran inquisidor cuando sentencia –sin argumentar contra el Dr. Richard Cohen– diciendo que: “hay información científica (no cita un sólo estudio) que dice que lo que propone Richard Cohen no es cierto, que causa un efecto negativo, existiendo países donde se legisla con base en su material para fundamentar leyes que hacen que la gente gay vaya a la cárcel o sea asesinada. El problema va más allá de ofender o no ofender”. Es la misma argumentación de los brillantes columnistas de nuestros medios nacionales. La oposición a los mal llamados “matrimonios igualitarios”, según ellos, provoca el odio y la muerte de los homosexuales. Así, en automático. Entonces, la Iglesia Católica, las Congregaciones Cristianas Evangélicas y los millones de padres de familia que se oponen a estas uniones, son homófobos y asesinos.

SIAME: ¿En qué terminó el asunto del Dr. Richard Cohen?

P.HV: La represión inquisitorial del COPRED tuvo su efecto: el Dr. Richard Cohen y los organizadores de sus cursos y talleres se vieron obligados a cancelar, privando así a muchas personas homosexuales que buscan con toda honestidad modificar una conducta que les hace daño a nivel psicológico y espiritual.

La COPRED dejó testimonio de su represión al sentenciar: “Las conductas discriminatorias hacia la población LGBTTTI en la Ciudad de México son inaceptables, por lo tanto, ofrecer una opción de ‘cambio’ de una condición legítima como es la homosexualidad, debe ser considerada como injustificada y tendente a promover entre la sociedad prejuicios y estigmas. Cualquier propuesta u oferta de ‘cambio’, coloca a este sector de la población en una situación de vulnerabilidad, puesto que en ella hay un mensaje de opción de ‘cambio basado en la voluntad’ que puede ocasionar presiones de terceras que consideren inaceptable dicha orientación o preferencia sexual”.

SIAME: ¿Qué se deduce de esta afirmación?

P.HV: Algo gravísimo. Que en la Ciudad de las libertades, ya no es la persona quien puede decidir libremente, sino que ahora lo hace el Estado, el Estado norma la atracción sexual de los particulares, prohíbe toda reorientación a la normalidad, e impulsa y financia toda orientación a algo distinto al propio sexo, y esto es lo que justifica como normal.

Si un padre de familia quiere ayudar a su hijo adolecente que tiene dudas sobre su sexualidad, irrumpe el Estado, no se lo permite, lo declara violento y lo podrá meter en la cárcel. Si un homosexual inconforme con su condición quiere cambiar, el Estado se lo prohíbe, pero si alguno quiere cambiar de sexo, el Estado lo financia. Es irracional. Es totalitarismo puro. Es diabólico.

SIAME: Desde esta perspectiva represiva que enarbola el COPRED, ¿la autoridad capitalina puede permitir que se lleve a cabo la marcha por la familia del próximo 24 de septiembre?

P.HV: Eso mismo me pregunto. Pues según la Ley de la Ciudad de México no se puede permitir una manifestación que niegue los derechos de las personas homosexuales, máxime cuando ese derecho ya se reconoce en la Ciudad. Siendo consecuentes con sus leyes, ni siquiera por libertad de expresión podrían manifestarse los padres de familia, pues la libertad de expresión queda suprimida ante los derechos de la Comunidad LGBTTTI, y si esa manifestación pacífica promueve el odio y la homofobia –como ellos calumniosamente afirman–, entonces las autoridades deben meter en la cárcel a los miles de padres de familia que vayan a marchar.

Quiero ver a las dos instituciones represoras, CONAPRED y COPRED, cooptadas por la Comunidad LGBTTTI, actuando para no permitir la marcha y para que encarcelen a los padres de familia que no aceptan la “dictadura gay” y el “imperio de la ideología de género”. Si son consecuentes con su ideología inmoral y su intolerancia, deben actuar inmediatamente, como lo hacen las dictaduras.

SIAME: ¿Usted ve consecuencias represivas en el futuro para la Iglesia?

P.HV: Por supuesto que sí, y muy graves. Según estas leyes, decir que la homosexualidad es una enfermedad y pretender curarla, es un delito y una incitación al odio. Y entonces, ¿qué hacemos con la Biblia que llama pecado grave a esta práctica? ¿Qué hacemos con la sentencia de san Pablo que dice que quienes realizan actos homosexuales no entrarán en el Reino de los Cielos? ¿Y con el sacramento de la confesión donde se perdona este pecado? Y con el Catecismo de la Iglesia Católica que dice que las relaciones homosexuales son actos intrínsecamente desordenados, y que no son admisibles de ningún modo? ¿Y con el Papa Francisco que ha dicho con toda claridad, en el documento sobre la familia, que las uniones homosexuales no pueden ni remotamente ser equiparadas con el Matrimonio, y que la perversa ideología de género es una nueva colonización?

Si ahora reprimen las terapias, mañana intentarán reprimir la doctrina; de hecho, sorprende que la “Dictadura gay” y el “Imperio de la ideología de género” no lo hayan hecho ya, pero no será así por mucho tiempo. Nos encaminamos hacia una represión ideológica, a una verdadera persecución, esto será inevitable si los católicos y los padres de familia no ponen un alto a esta pretensión a la que el Papa Francisco llamó “movida del Diablo”.

 

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