Algo muy especial sucede en México con “La Morenita” del Tepeyac

No creo que sea necesario dar muchos elementos o ejemplos de la importancia actual de la Virgen de Guadalupe para los mexicanos. Basta mencionar que por lo menos, cada 12 de diciembre y los días anteriores, prácticamente en todo México sucede algo en relación a la Guadalupana, incluso aquel no creyente se percata de que algo pasa al escuchar las campanas, los cohetes o al ver personas peregrinando por las carreteras rumbo a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México o rumbo a algún templo guadalupano que los hay muchos en todos los estados de la República Mexicana. O simplemente al ver todas las imágenes que hay en los diferentes lugares privados y públicos hechas de prácticamente todos los materiales.

La pregunta, o las preguntas son: ¿Por qué es esto? o ¿De dónde surge?

Todo inicia con el descubrimiento de América y la conquista de los territorios descubiertos por los españoles, quienes si bien en un principio, buscaban una nueva ruta para acceder a las indias, al intentarlo buscando llegar al oriente navegando al occidente, se encuentran con un continente en medio. Este nuevo continente estaba habitado, en la parte central conocida como Mesoamérica, por más de cien grupos étnicos, cada uno con lengua, religión y costumbres diferentes, que en cuanto a número en total eran varios millones. De estos pueblos sobresalían los Nahuas, Mexicas o Aztecas que habían conquistado la parte central del Mesoamérica y se distinguían por su fuerza para hacer la guerra, y por su profunda religiosidad que les llevaba ofrecer vidas humanas a sus dioses.

Al llegar los españoles, por su número, son un grupo pequeño, pero al fin un grupo más, diferente a todos los que habían, aunque con superioridad en elementos para la guerra. Y llegan, también, favorecidos por la leyenda del regreso de Quetzalcoatl que los libra en un principio de ser atacados y con lo cual pueden concretar la conquista.

Al consumarse la conquista en 1531 los Aztecas y sus aliados quedan muy lastimados por la derrota asumiendo que ésta era parte de los avisos del fin del mundo o del fin de una nueva era, así que se encontraban, no solo derrotados, sino deprimidos esperando el fin del mundo de manera que algunos querían adelantar el fin mediante el suicidio.

Apenas conquistada la Gran Tenochtitlan inician los esfuerzos de reconstrucción material y de evangelización, sin embargo, debido a la condición de los vencidos y al mal testimonio de muchos conquistadores, los nativos no aceptaban al nuevo Dios y su doctrina. Esto lo atestiguan principalmente Zumárraga y Motolinía quienes poco tiempo después de iniciada la evangelización, se lamentan de la situación y ambos llegan a expresar su deseo de regresar dejando inconclusa la tarea evangelizadora por considerarla una empresa imposible (“si Dios no interviene con remedio de su mano, esta tierra está a punto de perderse”. Juan de Zumárraga, 1529). Es en estas circunstancias es cuando se produce el Acontecimiento Guadalupano, haciéndose presente Santa María de Guadalupe al indio Juan Diego que, el sí ya había aceptado el cristianismo.

Sin entrar en los detalles del relato de las apariciones, es aceptado propios y extraños que a partir de ese momento los nativos inician un proceso de conversión en gran número y casi en su totalidad. Acontecimiento que  por siglos fue tomado como un milagro por que no se explicaban la razón de ese cambio radical.

Pero lo que sí es una realidad es que a partir de ese momento empieza la unión de todos los pueblos de Mesoamérica en torno a la Fe cristiana y a la Madrecita del Tepeyac iniciando una serie de prácticas de devoción y de amor hacia Ella, mediante peregrinaciones, procesiones, danzas y fiestas en las cuales se puede ver la unión de un pueblo, la manifestación de una Nación que hace suya a la Guadalupana y la considera parte esencial de su ser.

La fiesta o las fiestas de la Guadalupana son un ejemplo de integración de un pueblo que se reúne, se organiza, trabaja y celebra con danzas, comidas, fuegos pirotécnicos, adornos florales, y otras actividades que unen a las familias y a las comunidades alrededor de Santa María de Guadalupe.

A través de la historia, desde 1531 hasta nuestros días, es posible observar la importancia de la Guadalupana en todos los momentos importantes, desde la época Virreinal en que es aceptada, es nombrada como Patrona de la Nueva España; después en el inicio la independencia, Guadalupe es tomada como emblema y declarada por Morelos como la Patrona de la Independencia; posteriormente en la consumación, Iturbide al declarar la independencia va al Tepeyac a celebrar con la Eucaristía a los pies de a Morenita. En el siglo XVI, incluso los liberales antireligiosos como Juárez e Ignacio Manuel Altamirano respetan la celebración del 12 de diciembre y aceptan que Guadalupe es parte de la nacionalidad mexicana. Y en la Revolución, principalmente las tropas Zapatistas, también la toman como emblema materializado en banderas y estandartes a la Virgen de Guadalupe.

En la actualidad ante los problemas sociales de México hay una necesidad de unirnos para construir una civilización basada en valores humanos, basada en el Evangelio que también, es parte de nuestra identidad. Es en este momento en que Nuestra Señora de Guadalupe juega un papel muy importante para realizar la tarea de construir una nueva sociedad, una nueva civilización basada en el amor, el bien común, la solidaridad y la subsidiaridad que permitan al hombre en su totalidad y a todos los hombres su pleno desarrollo incluyendo sus dimensiones materiales y espirituales.

Cuando la Guadalupana se aparece a Juan Diego le pide que se le construya un templo y para los nativos construir un templo implicaba construir una ciudad, una nueva ciudad, ya que ellos cuando se establecían en un lugar y construían una ciudad, lo primero que construían era el templo. Sin embargo no es lo principal la construcción del templo material, como lo dijo Pablo VI en la inauguración de la nueva Basílica el 12 de octubre de 1976: Guadalupe “ya tiene su templo material, toca a todos construir su templo espiritual” que un templo en cada persona, es construir un hombre nuevo, pero también es una nueva ciudad, una nueva civilización que de acuerdo a Juan Pablo II se puede definir como la “Civilización del Amor” y que también se puede expresar con el concepto de “Cristo Rey” que es el mismo proyecto de hacer que el evangelio reine en el corazón de cada persona, en cada familia y en la Patria.

Todo lo anterior nos ayuda a entender la importancia de mostrar, mediante los nuevos recursos tecnológicos, a las nuevas generaciones el papel que ha jugado y que debe de tener Santa María de Guadalupe en la construcción de un mejor México compuesto de personas humildes, generosas, solidarias y en general virtuosas unidas en torno a la doctrina de Cristo y a Santa María de Guadalupe.

 

 

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