1) Para saber
El tercer aspecto para fomentar en este Adviento, después de considerar la oración y la caridad, es estar “exultantes en la bendición”, nos invita el Papa Francisco.
Estar exultantes implica, como significa la palabra, estar contentos, gozosos, muy alegres. Pero, ¿es posible estar alegres sólo queriéndolo estar? ¿Acaso no todos desean estar alegres, y sin embargo no todos lo están?
Efectivamente, la alegría no viene simplemente por desearlo, sino que es una consecuencia derivada por un motivo. Y si el motivo es lo suficientemente grande, la alegría también lo será; una verdadera alegría sólo se tiene cuando hay un motivo real que lo amerita. Una persona madura tiene reacciones proporcionadas a los acontecimientos. Por ello, podemos fijarnos que el Papa nos invita a estar “exultantes en la bendición”. El motivo de la alegría es la bendición. Y, ¿de qué bendición se trata?
El mismo Papa nos lo recuerda: “A estar alegres por el próximo nacimiento de Jesús, pues nos trae la salvación de la esclavitud del pecado. La salvación, traída por Jesús, llega a todo ser humano y lo regenera. Dios entró en la historia para la liberación de la esclavitud del pecado… para formar parte de nuestras vidas, sanar nuestras heridas y darnos una vida nueva”.
2) Para pensar
Un relato nos da una lección: Soñé que Dios ponía en mis manos dos cajas para que las sostuviera. Él me dijo: “Pon todas tus penas en la negra y todas tus alegrías en la dorada”.
Yo escuché sus palabras y en ambas cajas guardé mis tristezas y mis alegrías, respectivamente. Conforme las iba poniendo, la caja dorada se fue poniendo más pesada y la negra estaba tan liviana como al principio.
Con curiosidad abrí la caja negra para saber por qué seguía tan liviana y encontré, en el fondo de la caja, un hueco por el cual se habían caído todas mis tristezas. Mostré a Dios el hueco y reflexioné en voz alta: “¿Me pregunto dónde habrán ido mis penas?”
Él me sonrió: “Hijo mío, todas tus penas están conmigo”. Entonces le pregunté: “Señor, ¿por qué me has dado esas dos cajas? ¿Por qué la dorada y la negra con un hueco?”
“Hijo mío, la dorada es para que cuentes tus bendiciones, la negra es para que olvides todas tus penas”.
3) Para vivir
El Señor nos colma de bendiciones, por ello no debería haber motivo para perder la alegría. Comenta el Papa Francisco que la alegría es el fruto de esta intervención de la salvación y del amor de Dios en nuestras vidas. Y siguiendo las palabras de San Pablo, invita: “Regocijaos siempre en el Señor. Os lo repito, regocijaos. El Señor está cerca… no se trata de una alegría superficial o puramente emotiva, ni tampoco es una alegría mundana como la que da el consumismo”.
San Josemaría Escrivá de Balaguer, a su vez, nos invita a considerar dónde hemos de poner el motivo de nuestra alegría: “La alegría que debes tener no es esa que podríamos llamar fisiológica, de animal sano, sino otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarte en los brazos amorosos de nuestro Padre–Dios” (Camino n. 659).
Y todos estamos llamados a compartir esta alegría con los demás, a dar consuelo y esperanza a los pobres, a los enfermos, a las personas que están solas y a la gente infeliz, finalizó el Papa.
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