La Parábola de “Lázaro y el rico”: camino de salvación

Bajo el título de «La Palabra es un don. El otro es un don», la Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó este martes, 7 de febrero, el Mensaje del Papa Francisco con motivo de la Cuaresma 2017.

El Santo Padre tomó como base de su reflexión la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (Lc 16,19-31), con base en la cual invita a dejarse «guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión».

El Papa Francisco desarrolla su reflexión sobre tres puntos: «El otro es un don», «El pecado nos ciega», «La Palabra es un don».

En «El otro es un don» el Papa nos enseña que «la justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor». Y, en este sentido, Lázaro, «el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida». Así que «la primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido».

En «El pecado nos ciega» el Papa explica que la parábola muestra a un «rico» que viste con un lujo exagerado y que exhibía su riqueza de manera habitual todos los días. En él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia. El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación.

Y en «La Palabra es un don» el Papa explica que el verdadero problema del rico, la raíz de sus males, está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo. Y es que, la Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano.

De esta manera, el Papa Francisco concluye en que la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. Y ruega por que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados.

Puedes leer el Mensaje completo AQUÍ.

 

 

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