Unas preguntas difíciles, la vez que el Papa lloró

1) Para saber

El Papa Francisco tuvo un encuentro en el Vaticano con niños y niñas de un orfanato rumano. Algunos de ellos le hicieron preguntas.

Algunas de esas preguntas no tenían fácil respuesta, el Papa mismo les dijo que para algunas respuestas sólo Dios puede dar la respuesta. Sin embargo, con las respuestas, el Papa da mucha luz sobre problemas que no solo los niños se preguntan, sino también los adultos. 

La primera de ellas la hizo un niño, y le preguntaba por qué a menudo se pelean entre los amigos, y aunque van a la iglesia, vuelven a hacerlo y entonces, ¿por qué es importante ir a la iglesia?

El Papa Francisco le dijo que la respuesta es el pecado, el egoísmo humano. Pero ir a la iglesia sigue siendo válido para ponernos frente a Dios tal como somos, sin “maquillarnos”, para decirle: “Aquí estoy, Señor, soy un pecador y te pido perdón. Ten piedad de mí “. Pero si voy a la iglesia para fingir que soy una buena persona, no me sirve. Si voy a la iglesia solo porque me gusta escuchar música o porque me siento bien, no sirve. Sirve si puedo decir: “Aquí estoy, Señor. Tú me amas y yo soy un pecador. Ten piedad”. Jesús nos dice que si hacemos esto, regresamos a casa perdonados. Más amados por Él, sintiendo esta caricia, este amor. Entonces Dios transforma nuestro corazón con su misericordia y también transforma nuestra vida. Dios nos trabaja el corazón, es Él, y somos trabajados como barro en las manos del alfarero; y el amor de Dios toma el lugar de nuestro egoísmo. Por eso creo que es importante ir a la iglesia, afirmó el Papa.

2) Para pensar

Un joven le dirigió una difícil pregunta a partir de su testimonio. Le dijo al Papa que cuando tenía dos meses su madre lo había abandonado en un orfanato. Y cuando la buscó siendo ya mayor, no se portó bien con él, “¿por qué no me acepta mi madre?”

El Papa le confesó que cuando leyó su pregunta, lloró: “Estuve cerca de ti con un par de lágrimas, quizás me atrapaste con las defensas bajas y me hiciste llorar. Pero no es una cuestión de culpabilidad, es una cuestión de gran fragilidad de los adultos, debido a tantas injusticias sociales que aplastan a los pequeños, y también a tanta pobreza espiritual. Sí, la pobreza espiritual endurece los corazones y hace que nos equivoquemos. Tu madre te ama pero no sabe cómo hacerlo. No puede porque la vida es dura. Y ese amor que está cerrado en ella no sabe cómo decirlo y cómo acariciarte. Te prometo que rezaré para que un día pueda mostrarte ese amor. No seas escéptico, ten esperanza”.

3) Para vivir

Una gran luz nos da el Papa en nuestra actitud ante la fragilidad ajena. Respondía que hay algunos adultos que son más débiles, no tienen la fuerza de soportar las fragilidades. Y esto porque ellos mismos son frágiles. Pero lejos de reprocharle su fragilidad, habría que ser comprensivos y dar gracias a Dios que yo sí puedo ayudarles en su fragilidad.

Si tengo una piedra grande, dice el Papa, no puedo apoyarla en una caja de cartón, porque la piedra aplasta el cartón. Hay padres que son frágiles… Es difícil obtener ayuda de padres frágiles, pero somos nosotros los que tenemos que ayudarlos, para que la piedra no aplaste la caja de cartón, concluyó el Papa.

 

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