María y salvación

La dignidad del cuerpo femenino

1) Para saber
Cuenta el famoso escritor inglés Chesterton que un día viajaba en un autobús con muchos pasajeros. Era un día frío de niebla y todos iban callados y aburridos. En eso se subió una madre joven llevando en brazos a su niño pequeño muy gracioso. La madre era simpática y la comunicación entre ambos era tan alegre que los pasajeros se contagiaron de esa alegría y ya hablaban y reían. Concluía el escritor que en el viaje de la humanidad todo era tristeza y aburrimiento. Pero un día se subió una Madre con su precioso Niño. Fue un 25 de diciembre, Jesús en brazos de su Madre, María, y todo cambió.

La presencia de María propició un cambio en el mundo. La Sagrada Escritura nos dice que “Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer” (Ga 4,4). Comenta el papa Francisco, que Jesús no apareció en el mundo como adulto, sino que fue “concebido” en el vientre de la Virgen: “allí hizo suya nuestra humanidad, día tras día, mes tras mes. En el vientre de una mujer, Dios y la humanidad se unieron para no separarse nunca más. Ahora, en el Cielo, Jesús vive en la carne que tomó en el vientre de su madre”. Ello nos hace vislumbrar la gran dignidad que tiene la mujer y su cuerpo.

2) Para pensar
El primer día del año comienza con una celebración dedicada a la Madre de Dios. Durante el año hay varias celebraciones dedicadas a la Virgen María. La del primero de enero fundamenta las demás: Madre de Dios.

“Nacido de mujer”, señala San Pablo. María es mujer y madre. De ella, mujer, surgió la salvación y, por lo tanto, no hay salvación sin la mujer. Allí Dios se unió con nosotros y, para unirnos con Él, debemos ir a través de María.

El renacer de la humanidad comenzó con la mujer, que es fuente de vida. Sin embargo, no siempre se respeta a la mujer e incluso se llega eliminar la vida que lleva en el vientre. Cuántas veces, dice el papa, el cuerpo de la mujer se sacrifica en los altares profanos de la publicidad y la pornografía: es una profanación, pues Dios nació de una mujer. El cuerpo de la mujer ha de ser liberado del consumismo, debe ser respetado y honrado. Es la carne más noble del mundo, pues concibió y dio a luz al Amor que nos ha salvado. La salvación para la humanidad vino del cuerpo de una mujer: de cómo tratamos el cuerpo de la mujer comprendemos nuestro nivel de humanidad, indicó el pontífice. Pensemos, ¿qué grado de humanidad tengo?

3) Para vivir
“María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc 2, 50). María tomaba en serio las cosas y las ponía en su corazón. Es propio de la mujer tomarse la vida en serio, dice el papa, y nos invita a pedir la gracia de tomar en serio a los demás, de que nos importe la dignidad de toda mujer.

La mujer tiene como misión la generación y protección de la vida, ocuparse de todo dándole sentido y poniendo armonía. Es ella la que nos enseña a amar con ternura, y que hace que el mundo sea una cosa hermosa, comenta el papa. Cuando las mujeres transmiten sus dones, el mundo se encuentra más unido y más en paz.

Al comenzar este nuevo año, veamos qué tenemos en el corazón, si tenemos al Señor o son otros intereses, como la riqueza, el placer o el poder. Confiamos este año a nuestra Madre, para que lo custodie en su corazón.

 

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