El papel de Jesús es muy importante porque Él es el Maestro por excelencia y por lo mismo debe ser el ejemplo de los maestros para nuestros hijos.
Y así también nuestros hijos deben respetar a los maestros porque son figuras de Cristo y porque con su testimonio les ayudan a ser mejores.
En la actualidad es muy difícil mantener el respeto por las personas que tienen autoridad, en especial por los maestros, por eso aquí les dejo mis 5Tips para lograrlo.
Primero. La dignidad es primero.
Es importante recordar que antes que nada somos personas, hechas a imagen y semejanza de Dios, por eso merecemos ser tratadas como tales.
Vale la pena que eduquemos a nuestros hijos para que sepan respetuosos y obedientes con los maestros con nuestro ejemplo.
Nuestro hijos deben saber que cualquier persona debe ser tratada como hijo de Dios.
Segundo. La gratitud ante todo.
Es importante que también nuestros hijos sean agradecidos con los maestros ya que ellos les dedican su trabajo y su tiempo.
La gratitud nos ayuda a tratar mejor a las personas ya que nos hace querer corresponderles todo lo que hacen por nosotros.
Si nuestros hijos saben ser agradecidos, tratarán bien a sus maestros y harán caso de los que les piden pues comprenderán que todo lo que hacen los maestros es por su bien y para que su educación sea completa e integral.
Con esto no quiero decir que no puedan estar en desacuerdo con las formas de ser de sus maestros; pero sí que siempre deben ser respetuosos y que sepan hablar y expresar lo que sienten para llegar a acuerdos, de forma respetuosa y educada.
Tercero. La autoridad viene de Dios.
Si tenemos claro este punto, será más fácil respetar y obedecer a los maestros, porque podremos ver en ellos la imagen de Dios.
Vale la pena que eduquemos a nuestros hijos así, para que puedan sacar el mayor beneficio en su educación y también puedan recibir los mayores frutos de los talentos que Dios le ha dado a cada maestro.
Si algunos de sus maestros no les transmiten a Dios, es importante que nosotros les ayudemos a encontrarlo en ellos y de no ser posible, es mejor que nosotros hablemos con los maestros para expresarles lo que sienten o perciben nuestros hijos.
Siempre deben sentir que estamos ahí para ayudarles y ser mediadores.
Cuarto. Hay que aprender a escuchar y comprender.
En muchas ocasiones los problemas o malos entendidos se dan por no saber escuchar y comprender lo que nos dicen.
No niego que hay casos dónde es el maestro el que comete errores, algunos muy graves; pero en su mayoría, todos los problemas se dan por una mala comunicación.
Si enseñamos a nuestros hijos a escuchar es más fácil que entiendan a los maestros y que tengan una buena relación con ellos.
Y si por alguna razón no comprenden lo que dicen, es mejor preguntar y aclarar las cosas y que puedan realizar lo que se les pide o que puedan obedecer con prontitud y diligencia.
Quinto. Nuestro ejemplo es necesario.
Como decíamos, nuestros hijos aprenden de nosotros, así que es básico no hablar mal de los maestros, y menos en presencia de nuestros hijos.
En muchas ocasiones, nuestros hijos sólo repiten lo que escuchan que nosotros decimos de los maestros, así que debemos tener cuidado con esto.
Los maestros pueden y deben ser nuestros mejores aliados en la educación de nuestros hijos.
Oremos por nuestros maestros para que sean maestros a ejemplo de Jesús.
Te puede interesar: La oración (I). El mendigo de Dios
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de voxfides.com