1) Para saber
La envidia, le decía Don Quijote a Sancho Panza, es raíz de infinitos males: “Todos los vicios, traen un no sé qué de deleite consigo, pero la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias”.
Una persona puede tener tentaciones de envidia, mas no por ello ya es envidiosa. Sólo quien acepta la envidia, es envidiosa. El Papa Francisco lamentó que muchas veces comenzamos a dialogar con la tentación, dialogamos con el diablo que nos presenta tentaciones y entonces perdemos. Exhortó a no dialogar nunca con el diablo. Jesús nos dio ejemplo cuando fue tentado por el diablo: no dialogó y lo venció con la palabra de Dios, rechazándolo enérgicamente: “¡Apártate, Satanás!”.
También hoy Satanás sigue en su intento de hacernos caer, a través de otras personas, trata de convencernos de que no son malas algunas obras que sí lo son. Nos invitan a experimentar la emoción de la transgresión. Hemos de tener la claridad para discernir aquello que nos perjudica, aunque nos cause atracción.
2) Para pensar
Una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo fue el Templo de Artemisa, construido en Éfeso hacia el año 550 a.C. Artemisa era considerada por el mundo griego como la diosa de la caza, los bosques, los animales, los nacimientos y protectora de la virginidad. En el mundo romano tomó el nombre de Diana.
Dicho templo era muy famoso y centro de adoradores. Pero hubo un pastor envidioso llamado Eróstrato que quiso apropiarse de la fama del templo. Y lo hizo de una forma muy ruin: incendiarlo y destruirlo. Cuando lo apresaron, el rey Artajerjes, antes de ordenar su muerte, lo sometió a tortura para saber los motivos de tan vil acto y así supo que era dejar su nombre en la memoria de todos, incluso después de muerto.
Entonces se intentó borrar su nombre de la historia; se prohibió bajo pena de muerte el mencionarlo. No se logró y aún se le recuerda en la historia, aunque sea por su mala acción. Sigue habiendo magnicidas y otros sujetos que son capaces de cualquier cosa por sus cinco minutos de gloria. Pensemos si a veces nuestros actos no estarán movidos por nuestra envidia o vanidad.
3) Para vivir
En un ámbito psicológico, bajo el nombre de “Complejo de Eróstrato” se define el trastorno de intentar sobresalir a toda costa. Hoy en día difícilmente se está a salvo, sobre todo en las redes sociales en que se expone ingenuamente la intimidad por un simple “Me gusta” (“like”). Así, el tal Eróstrato, sigue siendo actual contagiando a multitudes.
Importa saber detectar las tentaciones, pues suelen presentarse como amigas que nos ofrecen un bien, pero son traicioneras. La tentación invita a recorrer caminos alternativos a los de Dios, caminos que nos dan una sensación de autosuficiencia, de disfrute de la vida por uno mismo. No obstante, dice el Papa Francisco, “todo ello es una ilusión: bien pronto nos damos cuenta de que cuanto más nos alejamos de Dios, más nos sentimos indefensos e inermes ante los grandes problemas de la existencia”.
Para adquirir la fuerza necesaria para rechazar la tentación, ayuda mucho la práctica de renuncias que fortalecen la voluntad. Si acudimos además a la protección divina, la victoria estará de nuestro lado.
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