Así, cada semana se juntan unos 30 sacos de objetos para Su Santidad Francisco. Algunos piden, por medio de cartas, consejos, mientras que otros fieles le envían saludos, poemas y hasta zapatos artesanales confeccionados exclusivamente para él. Los obsequios arriban a la Casa Santa Marta a la oficina de la Correspondencia del Papa.
El complejo y siempre novedoso trabajo está a cargo de monseñor Giuliano Gallorini y de sor Anna, así como dos señoras más que se encargan de recibir y revisar el material que se le envía al pontífice. Gallorini señala a Vatican Magazine que generalmente reciben peticiones de consuelo y oración: “muchísimas de ellas tienen que ver con las dificultades, sobre todo con enfermedades. Piden por los niños, describen situaciones de dificultades económicas”.
Una vez revisado el material, las peticiones se dirigen a las oficinas específicas. Monseñor Gallorini explica, por ejemplo, que las peticiones de ayuda económica se envían a las Cáritas diocesanas mientras que el resto de las peticiones también son agrupadas de acuerdo al idioma. Asimismo, se separan los saludos de las peticiones de consuelo, que son las que llegan al escritorio papal.
Y es que este tipo de peticiones se envían directamente a los secretarios del pontífice para que él mismo pueda leerlas; “las lee sin duda, les pone la sigla y nos indica cómo debemos responder”.
Pese a que el Papa no puede responder a todas las cartas, todas ellas reciben una respuesta en su nombre, sea para agradecer el obsequio, para mandar un saludo o expresar gratitud: “leer estas cartas más con los corazones que con la mente; compartir los sufrimientos y tratar de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que el Papa quiere que sea expresado y verdaderamente: la cercanía, el compartir. Por lo demás, el Papa ha siempre dicho que el pastor debe vivir con el rebaño, con las ovejas… Sentir y vivir la experiencia con ellos”, concluyó Gallorini.
Con información de Vatican Insider en su versión en español
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