Dar la vida

Fratelli Tutti (VI). La “Ley del éxtasis”

1) Para saber

“Tu actitud, no tu aptitud, determinará tu altitud”. Esta frase del escritor y vendedor Zig Ziglar concuerda con lo explicado por el Papa Francisco en la tercera parte de su encíclica “Fratelli Tutti”.

En la medida en que se ama, se crece como persona. El Papa recuerda el Concilio Vaticano II que en breves palabras resume esa altitud a la que todos estamos llamados: “Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud, si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás” (n. 87).

Aquí se encuentra una gran paradoja, que quien la entiende y vive, resuelve su vida. Ya fue dicha de manera clara por Jesús: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mt 16, 25). Así se entiende por qué los mártires que han dado su vida por amor a Cristo.

2) Para pensar

Georges Bernanos fue un renombrado novelista y dramaturgo francés de la primera mitad del siglo XX. En sus obras ahonda en la psicología del hombre donde tiene lugar el enfrentamiento entre el bien y el mal, la fe y la desesperación. Una obra suya, titulada “Diálogo de carmelitas”, narra la historia de dieciséis carmelitas asesinadas en tiempo de la revolución francesa, el 4 de agosto 1790, y declaradas beatas por san Pío X. Entre ellas había una hermana jovencísima, que por nacer cuando su madre tuvo un terrible susto, creció con mucho miedo. Ingresó a la orden religiosa y como monja tomó el nombre de sor Blanca de la Agonía de Jesús.

Cuando los revolucionarios, odiando la fe, arrestan a las hermanas, sor Blanca aterrorizada, huye y se esconde. Sus hermanas en religión son procesadas, condenadas y conducidas a la guillotina. Las quince van pasando para morir, mientras todas cantan a coro un himno al Espíritu Santo, el llamado “Veni creator”. A medida que cada una sucumbe bajo la guillotina, el coro se va haciendo más y más débil. Ya sólo quedan dos voces; después, una sola, llegando a la penúltima estrofa. Luego el silencio sin haberlo terminado. Pero he aquí que se levanta una voz nítida, resoluta, casi infantil en medio de la muchedumbre. Es sor Blanca, que con todo y miedo, se da valor y sube sobre el palco cantando la última estrofa inacabada y presenta su cabeza a la guillotina. El miedo ha hecho que su martirio sea más puro y de más valor.

El miedo no puede encerrarnos en nosotros mismos impidiéndonos vivir la caridad.

3) Para vivir

Los mártires han dado su vida directamente por amor a Cristo. Y son un ejemplo para dar la vida también, por amor a Cristo, en los demás. Es olvidarse de uno mismo para buscar el bien del prójimo: sea la esposa, la madre, un amigo, una hija, un hermano…

El Papa Francisco, recordando a San Juan Pablo II, nos señala que fuimos hechos para el amor. Por ello, hay en cada uno de nosotros la “ley de éxtasis”, que nos invita a salir de uno mismo para hallar en el otro un crecimiento de su ser. La santidad, a la que somos llamados, es precisamente alcanzar la plenitud del amor.

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