Meterse en el Evangelio

Un camino al encuentro. Meterse en el Evangelio

1) Para saber

Se cuenta que estando dos niños platicando, uno le pregunta al otro: “¿Has intentado fumar alguna vez?”. El otro le respondió: “Sí, pero ya no lo vuelvo a hacer, pues me dolieron mucho las orejas”. El amigo escéptico le dijo: “No te creo. ¿Cómo es que te dolieron las orejas por fumar?”. Su amigo le respondió: “Sí, y mucho. ¡Si vieras como me las retorcía mi padre cuando me vio con el cigarrillo!”.

Hay muchos métodos de educar, unos más eficientes que otros. El papa Francisco reflexionó sobre los métodos para meditar. Comentaba que son tan diversos como diversos son los maestros espirituales. Pero independientemente del método, quien guía siempre es el Espíritu Santo. Es Él quien nos lleva al encuentro con Jesús. Sin Él no es posible orar. Jesús nos había dicho: “Os enviaré el Espíritu Santo. Él os enseñará y os explicará. Os enseñará y os explicará”.

2) Para pensar

Cuentan de una niña pequeña que tenía poco tiempo de haber hecho su primera Comunión. Y después de una Misa en donde había comulgado se quedó un largo rato hincada y en silencio, mientras salían todas las personas del templo. Sus padres la dejaron y la esperaron fuera. Como tardaba, al salir le preguntaron si se había quedado más tiempo por un motivo especial. La niña les dijo que al no llevar nada escrito para decir al Señor, le había contado el cuento de la Caperucita Roja que tanto le gustaba, pensando que también le gustaría conocerla a Jesús.

Siendo muchos los métodos para orar, si nos lleva al trato con Jesús, vamos por buen camino. A eso nos lleva el Espíritu Santo. Por ello, meditando la vida de Jesús, el Espíritu Santo nos conduce para que estemos presentes en esos acontecimientos y aprendamos sus enseñanzas. Decía el papa Francisco: “Gracias al Espíritu Santo, también nosotros estamos presentes en el río Jordán, cuando Jesús se sumerge en él para recibir el bautismo. También nosotros somos comensales de las bodas de Caná, cuando Jesús dona el vino más bueno para la felicidad de los esposos…”.

3) Para vivir

Cada momento de la vida terrena de Jesús se puede convertir para nosotros en un suceso actual, contemporáneo, y así aprender cómo conducirnos. Por ejemplo, dice el papa, tomamos el Evangelio y leemos la curación del ciego. Nos ponemos en lugar del ciego ante Jesús y decimos con el ciego: “Señor, ¡ten piedad de mí! Ten piedad de mí”. “¿Y qué quieres?”, nos pregunta Jesús. Y nosotros: “Señor, ¡Que vea!”. Y el Señor nos cura, nos da luz. Así entramos en diálogo con Jesús. La oración nos lleva a revivir estos misterios de la vida de Cristo y a encontrarnos con Cristo. No hay página del Evangelio en la que no haya lugar para nosotros. Cada momento de la vida de Jesús, cada página del Evangelio puede ser para nosotros objeto de meditación, lugar de encuentro con el Señor y espacio de felicidad y salvación. Y esto gracias a la guía del Espíritu Santo.

Pero no debemos olvidar, decía el papa, que el método es solamente un medio, no una meta, lo importante es que propicie el encuentro con Jesús. Terminó el papa pidiendo al Señor que nos envíe el Espíritu Santo para poder meditar su Palabra, para hacerla vida en nosotros y así poder anunciarla con alegría a quienes nos rodean.

 

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