1) Para saber
Georges Clemenceau fue un político y médico francés. Siendo presidente del Consejo de Ministros, sucedió que falleció uno de los ministros. Entonces un político ambicioso le escribió de inmediato: “No preciso decirle señor presidente que yo soy el más indicado para ocupar el puesto del recién fallecido”. Clemenceau no tardó en responder dándole toda la razón: “Sólo tiene usted que entenderse con el servicio del funeral para que le dejen ocupar el lugar del difunto”.
El Señor nos recuerda que todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será enaltecido. Con motivo de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los Cielos, el papa Francisco aseguró que la humildad es el secreto de María, la que atrajo la mirada de Dios hacia ella.
2) Para pensar
Al inicio de la Sagrada Escritura se profetiza que la Virgen aplastará a la serpiente. Una imagen que anuncia la Victoria de la Virgen María sobre el pecado y el diablo. Pero esa imagen se ha hecho visible en un hecho extraordinario en que serpientes reales “veneran” a la Madre de Dios. Ello acontece cada año, precisamente y sólo en los días anteriores a la fiesta de la Asunción de la Virgen María: llegan serpientes hasta un monasterio ortodoxo dedicado a la Virgen en la isla de Cefalonia, Grecia.
La historia se remonta al año 1705 cuando las monjas del monasterio iban a ser atacadas por piratas. Las monjas rezaron fervorosamente a la Virgen María para que las protegiera. Y así fue. Al desembarcar y acercarse al monasterio los piratas se encontraron con serpientes venenosas que los hicieron huir. Desde entonces, las pequeñas serpientes negras aparecen cada año antes de la fiesta mariana, y se dirigen hasta las entradas de la iglesia para “venerar” el ícono de plata conocido como la Virgen de las Serpientes. Algunas de estas serpientes poseen una cruz en la cabeza. Y aunque suelen ser agresivas, durante estos días son dóciles. Luego desaparecen completamente hasta la fiesta del año siguiente.
3) Para vivir
Es común que se busque la grandeza y deslumbrar. Pero Dios no mira las apariencias, sino el corazón y le encanta la humildad. Mirando a María, que se atribuye el título de ‘esclava del Señor’, podemos decir que la humildad es el camino que conduce al Cielo.
El Santo Padre nos invita a preguntarnos: “¿Cómo es mi humildad? ¿Busco ser reconocido por los demás, ser alabado, sobresalir, o pienso en servir? ¿Sé escuchar en silencio, como María, o solo quiero hablar y recibir atención? Solo quien se reconoce como nada ante Dios, es capaz de recibirlo todo. Solo quien se vacía es llenado por Él. Quien está lleno de sí mismo no da espacio a Dios. María es la ‘llena de gracia’ por su humildad. Es esencial ser pobre de espíritu, necesitado de Dios.
El papa señaló que es hermoso que la criatura más humilde y elevada de la historia, la primera en conquistar los cielos, pasó su vida dentro del hogar, en lo ordinario. Dios siempre vio la belleza de su corazón, nunca tocado por el pecado. Es un mensaje de esperanza para nosotros, para quien vive días difíciles. Es una verdad que estamos llamados, como María, a participar de la gloria del Cielo.
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