Sagrada Familia

El año de San José llega a su fin, pero que San José se quede en nuestra familia

Llegamos al final de este año de gracia por el 150 aniversario de la declaración de San José como patrono universal de la Iglesia y es verdad que en este año ha estado más presente en la vida de la Iglesia y de nuestras familias.

Pero vienen la tentación de dejar en el olvido a San José después de que pase la Navidad y eso sería una pena, ya que hemos visto que San José tiene un lugar muy importante y especial, por ser el padre de Jesús en esta Tierra. De nosotros depende que siga teniendo un lugar especial en nuestra familia, por eso aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.

PRIMERO. Si aún no la tienes, coloca una imagen de San José en tu altar familiar.
Es cierto que como personas, necesitamos signos visibles para mantener presente a las personas que queremos o para no olvidar eventos o circunstancias importantes en nuestra vida.

Es por esto que necesitamos de una imagen de San José para ayudarnos a mantenerlo presente en nuestra vida familiar y para recordar que lo podemos tener de intercesor en los casos más difíciles que a lo largo del tiempo se nos presenten.

SEGUNDO. Conoce las Virtudes de San José y aplícalas en tu familia.
Las virtudes son esos hábitos buenos que caracterizan a alguien y que pueden compartir con los demás y seguir su ejemplo para adaptarlos a tu propia vida, por lo que es muy bueno conocer las de San José.

Entre otras están la paciencia, la mansedumbre, la amabilidad, la ternura, la obediencia, la acogida y calidez, la valentía, la creatividad, el silencio y principalmente el trabajo.

Podríamos pensar en un plan para implementarlas en la familia y que con diferentes acciones las llevemos a la vida cotidiana.

Para nuestros hijos más pequeños podemos hacer fichas o flashcards para que las iluminen y sobre todo para que los conozcan y las hagan propias, así la familia completa estaremos en sintonía y podremos trabajar juntos.

TERCERO. Haz o renueva tu consagración a San José.
Una consagración es propiamente una dedicación voluntaria a Dios y ponerse bajo la protección y cuidados de un santo en particular, pudiendo pedir su auxilio e intercesión en las diferentes situaciones y eventos de nuestra vida.

Puede ser tan sencillo como hacer una oración personal, o podemos hacer toda una preparación de varios días, existen varias consagraciones ya establecidas que podemos adoptar.

Podemos hacerla de forma personal o también hacerla familiarmente y así ponernos bajo el resguardo y protección de San José.

Podemos incluir a nuestros hijos en esta actividad y les podemos explicar lo que implica la consagración para que la puedan realizar adecuadamente y con total conciencia, de acuerdo a su edad.

Podemos preparar material didáctico para que los más pequeñitos lo comprendan.

CUARTO. Adopta una jaculatoria a San José.
Las jaculatorias son pequeñas oraciones que nos ayudan a tener siempre cerca a San José y que nos ayudan a estar siempre bajo su protección.

Existen varias ya establecidas como “Bendito San José, aumenta nuestra fe”, pero también podemos hacer nuestras propias oraciones y jaculatorias que salgan de nuestro corazón.

Podemos pedirles a nuestros hijos que también ellos nos ayuden a hacerlas, será una actividad genial.

Y QUINTO. Encomiéndale tu familia a San José.
San José es el modelo de padre, por haber tenido el honor de ser el papá terrenal de Jesús, conocer las angustias y necesidades de una familia y tener que defender a su hijo de las asechanzas de los que le querían hacer daño, por esto, no tuvo reparo en recibir los mensajes de Dios en sueños y ponerlos en práctica, obedeciendo con amor.

Así que es muy importante que encomendemos a nuestra familia a su protección y auxilio.

Como papá o mamá tenemos la posibilidad de continuar cada día encomendando nuestra familia a San José y pidiendo que nos ayude a saber guiar a nuestros hijos, defendiéndolos de los peligros que se les presentas y guiándolos por el camino de las virtudes, que es el que lleva a la vida eterna, la vida de la gracia.

Hagamos de nuestras familias hogares que, a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth, busquen siempre hacer la voluntad de Dios y sean pequeñas Iglesias domésticas donde Jesús crezca cada día más y más en los corazones de cada uno de los miembros.

 

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