Fuerza que transforma

La fuerza que transforma. Mujer heroica contemporánea

1) Para saber

Una catequista explicaba a los niños que debemos amar a todas las personas sin excepción y nunca insultarlas. Uno de los niños levantó la mano y preguntó incrédulo: “¿Pero a todas, todas?”. La catequista le contestó afirmativamente. Y el niño como encontrando una excepción le preguntó: “¿Y también a los árbitros de fútbol?”.

El papa Francisco se refirió al Mandamiento Nuevo dejado por Jesucristo en la última Cena, poco antes de su muerte: «Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros» (Jn 13,34). Es el testamento que Cristo nos dejó, y lo que determina si somos verdaderamente sus discípulos o no: el mandamiento del amor. Tiene dos partes: el amor de Jesús por nosotros —así como yo los he amado— y el amor que Él nos pide que vivamos —ámense los unos a los otros. Son palabras que expresan lo que significa ser cristianos.

2) Para pensar

¿Cómo nos ha amado Jesús? Hasta la entrega total de sí. Amar así no resulta fácil. Sin embargo, podemos encontrar ejemplos edificantes. Uno de ellos es el de una enfermera heroica que no abandonó su trabajo durante la pandemia. Se trata de Lilia Lemus Huizar. El Hospital General de Culiacán, donde trabaja, publicó en su página sus condolencias cuando murió su hermana Erika. Además, dio a conocer la historia de esta ejemplar trabajadora de la salud para que fuera conocido su sacrificio y esfuerzo. Era la tercera hermana que moría, antes habían fallecido sus hermanas Yolanda y Evangelina, todas ellas víctimas de la enfermedad COVID-19. La enfermera es jefa de piso de traumatología, pero su zona fue destinada para atender pacientes con el virus, y ella decidió quedarse allí sirviendo en la primera línea de combate contra la pandemia, con riesgo de su propia vida.

Es una enfermera ejemplar con más de 30 años de servicio que decidió posponer su jubilación para seguir trabajando procurando salvar vidas durante la emergencia de salud por el coronavirus. Esta historia nos habla del sentido de responsabilidad de los llamados “héroes de batas blancas” frente a una contingencia que nos probó a todos y nunca doblegó a quienes en los centros de atención médica estuvieron al lado de los enfermos y los vieron salir adelante o morir sin la posibilidad de despedirse de sus familias. En Lilia Lemus vemos el claro ejemplo de aquellos que ponen en riesgo la vida propia para salvar la ajena.

3) Para vivir

Al ver el amor de Dios, podremos aprender a amar. Pero no podemos dejar de sorprendernos al descubrirnos amados por Dios, dice el papa Francisco. Porque el mundo quiere convencernos de que una persona sólo vale si produce resultados, pero no es así. Jesús vino a recordarnos que valemos mucho al ser amados gratuitamente por Dios, no por los talentos o méritos personales. El amor de Dios es incondicional. A veces le damos más importancia a lo que hacemos, pero no. La primacía la tiene Dios sobre nosotros.

Él nos amó primero, Él nos esperó. Él nos ama y sigue amándonos. Esta es nuestra identidad: somos amados por Dios. Esta es nuestra fuerza: somos amados por Dios. El amor que recibimos del Señor es la fuerza que transforma nuestra vida, nos ensancha el corazón y nos predispone para amar.

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