Juan Pablo II y su cotidiana mirada a Cristo

Como parte de la cobertura de yoinfluyo.com de las canonizaciones de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, nuestra enviada especial Rosa María Abascal Olascoaga entrevistó al Padre Luis Manuel Gutiérrez, quien habla sobre su experiencia y sentir acerca de Juan XXIII, el “Papa bueno” y Juan Pablo II, el “Papa viajero”.

El Padre Luis Manuel Gutiérrez es uno de los sacerdotes que conocieron al Papa Juan Pablo II. Su vocación comenzó justo en el año de 1994, en la misa de Navidad que el Sumo Pontífice ofreció a los fieles en Roma. Ese día el Padre Gutiérrez le llevó las ofrendas al Papa, y desde ahí quedó marcado en su corazón el llamado de Dios al sacerdocio.

A la edad de 16 años entra a la Legión de Cristo, donde se estuvo formando para el sacerdocio. Ya para 2010 llega a Roma, donde actualmente estudia el segundo año de Teología y colabora en la sede en la dirección general del ámbito administrativo.

Nuestro entrevistado calificó a los pontífices como dos grandes hombres que marcaron el rumbo de la historia, no sólo de la Iglesia, sino del mundo entero, por su coherencia de vida, sobre todo en esta época donde se vive una confusión espiritual.

Esto fue lo que dijo para yoinfluyo.com:

#YienRoma.- ¿Qué es lo que más le impresionó de Juan Pablo II?

Padre Luis Manuel Gutiérrez (LMG).- Su coherencia y su fuerza. Creo que fue un hombre que conoció a Dios, lo tocó de una manera espiritual y sin duda lo vio en todo lo que realizaba y vivía. Juan Pablo II quedó tan convencido del amor hacia Dios y de su fuerza, que hizo que lo llevara a dar su vida entera por Él y a encaminarlo a vivir coherentemente.

El Santo Padre tenía varias cualidades humanas, lo cual lo llevó a ser apreciado por muchos. Una de ellas era que no tenía miedo a decir verdades; verdades muy incomodas y verdades que le causaron muchos enemigos, que incluso lo llevaron al lumbral de la muerte, como el atentado que tuvo en el año de 1981.

Para mí es un gran testimonio de lo que es un verdadero apóstol, ya que es una persona que se enamoró de Jesucristo, se encontró con Él e hizo de su experiencia en el Cenáculo una persona que le respondió a Dios con generosidad y sin poner límite. Ése fue Juan Pablo II.

#YienRoma.- ¿Recuerda alguna anécdota con él?

LMG.- Como lo mencioné desde el inicio, tuve la oportunidad de llevarle las ofrendas de Navidad y cruzamos dos que tres palabras. La experiencia que pocos tuvieron relativamente fue mirarle a los ojos, ese para mí fue un gran milagro en mi vida, ya que veía verdaderamente un alma transparente, pero sobre todo veía a Jesucristo mismo y que el Santo Padre estaba viendo.

#YienRoma.- ¿Qué nos puede decir del Papa Juan XXIII y cómo lo relaciona usted con Juan Pablo II?

LMG.- Para mí, Juan XXIII es la figura de un sacerdote entregado a su rebaño, fue un sacerdote muy humilde. Siempre repetía: “Yo solamente quiero ser un sacerdote rural, un sacerdote de pueblo” y Dios lo guió por ese camino.

A él le tocó cargar sobre sus espaldas a la Iglesia en un momento especialmente difícil y tuvo la valentía como Juan Pablo II de emprender grandes proyectos.

Juan XXIII inició el Concilio Vaticano II, después fue llevado adelante por Pablo VI, llegando a su cúlmen con Juan Pablo II, quien publicó un Código de Derecho Canónico que provenía principalmente de las enseñanzas del Concilio; un Catecismo de la Iglesia totalmente inspirado a la luz del Concilio y varias Encíclicas.

#YienRoma.- Al decir el Papa Juan Pablo II que América Latina era el “Continente de la esperanza”, ¿El Papa Francisco fue esa profecía de la que hablo el Santo Padre?

LMG.- Yo creo que sí. La Iglesia en Europa mira con gran esperanza a la Iglesia en América; y no cabe duda que en cierto modo México tiene una gran culpa, o más bien, fue el instrumento en el cual Juan Pablo II se dio cuenta de la realidad de vida intensa de la Iglesia en América.

#YienRoma.- ¿Cuáles son los grandes retos para la Iglesia de hoy, especialmente en América Latina?

LMG.- Yo creo que el gran reto (y el Papa Francisco nos lo ha hecho ver con toda claridad) es que la Iglesia tiene que salir, tiene que abrirse; el Papa habla de una Iglesia misionera, en acción; y es el reto que creo tiene hoy la Iglesia, la cual debe romper sus miedos y salir a predicar.

Esto lo vemos en los escritos de los Padres de la Iglesia, que decían a los paganos: “Mirad cómo se aman”. Yo creo que es lo que tenemos que darle al mundo; el mundo está sediento de testimonios de vida coherente que transmitan a Dios.

#YienRoma.- ¿Qué implica ser seminarista, sacerdote, en esta época de Francisco?

LMG.- El seminarista y sacerdote tiene que vivir con una conciencia bien clara de que se está formando para ser servidor y pastor.

Juan Pablo II decía: “Lo que más agradece la Iglesia de un religioso es lo que son, pero más lo que hacen: ser religiosos santos, ser religiosos coherentes con la vocación”.

#YienRoma.- ¿Qué mensaje le hace usted a los jóvenes mexicanos?

Abrir los ojos ante la realidad hermosa que tenemos y tomar como ejemplo la vida de estos dos grandes hombres: Juan Pablo II y Juan XXIII; y sobre todo fijar la mirada al entusiasmo, la alegría y el servicio que daban a la Iglesia y poner todas las grandes virtudes y cualidades humanas al servicio de Dios y, por ende, a los demás.

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