La verdad y Dios. El gigante de Cardiff

1)  Para saber

Una mujer llamada Gloria se encuentra a su amiga, y feliz le cuenta la novedad: “Hola Paty, este verano he perdido peso”. Paty le responde con cierta envidia: “¡Pues no se te nota nada, Gloria!”. Y sin enfadarse Gloria le responde: “Pues claro, ¡te he dicho que lo he perdido!”.

A veces puede costar reconocer la verdad. No obstante, todos la desean, a nadie le gusta que le mientan. En cualquier relación humana tanto a nivel personal, como en los diversos ámbitos de la sociedad, es necesario que impere la verdad para que haya confianza mutua.

Muchos pensadores han tratado de definir la verdad. Ya Aristóteles decía que está en la verdad aquel que “dice de lo que es, que es, y de lo que no es, que no es”. Una definición bastante acertada la formuló santo Tomás de Aquino al afirmar que la verdad “es la adecuación del entendimiento con la cosa”. Ahora el Papa Francisco nos alienta a que, como Pascal —hombre de inteligencia prodigiosa— seamos buscadores de la verdad, teniendo en cuenta que no podemos separarla del amor y, en concreto, del amor a Dios. Una verdad “descarnada”, abstracta, puede volverse un ídolo al que no se ama ni adora.

2)  Para pensar

En octubre de 1869, dos hombres estaban cavando un pozo detrás de un granero, cuando golpearon algo duro. “Es un pie, ¡un pie gigante!”, exclamó uno de los hombres. “Sigue cavando. Quizás haya algo más”. Pronto apareció una pierna, luego otra pierna y luego el pecho, hasta que desenterraron un cuerpo de más de tres metros de largo.

Cuando los periodistas se enteraron de este sorprendente descubrimiento, lo llamaron «La octava maravilla del mundo». Creían que era un gigante petrificado. Miles de personas fueron a verlo, y el dueño de la granja comenzó a ganar dinero cobrando la entrada para ver al “Gigante de Cardiff”, como lo llamaron los diarios de Gales.

Lo que el público no sabía era que un hombre llamado George Hull había planificado todo con mucho cuidado. Él había contratado artistas que esculpieran una estatua realista. Luego, hizo que enterraran al «gigante» en la granja un año antes de que pidiera a los trabajadores que cavaran un pozo. Todo salió tal como había sido planificado, y la mentira que le hacía ganar dinero había logrado engañar a todos.

Un camino hacia la verdad es a través de lo que nos enseñan los demás. Por ello importa saber la calidad humana de quien nos la transmite, pues no todos la tienen. La anécdota nos muestra que no falta quien proponga algo falso. Importa saber discernir para separar la verdad de lo que no es.

3)  Para vivir

Dado que la verdad se origina cuando el entendimiento se adecua a la realidad, se puede afirmar que el fundamento de toda verdad está en las cosas que existen, que son. Y dado que todas las cosas le deben su existencia al poder de Dios que las ha creado y las mantiene, se puede concluir que toda verdad tiene su fundamento último en Dios. Por eso, nos recuerda el Papa Francisco, “Dios y la verdad son inseparables”, como afirmaba Pascal.

Cuando lo que decimos es verdadero, tiene su fundamento en Dios. Y al revés, cuando no decimos la verdad, nos hemos alejado de Dios, que es la Verdad Plena. Será nuestra decisión libre la que elija si sigue o no la verdad, a Dios.

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