1) Para saber
“Las nubes pasan, el cielo permanece”. Este proverbio de Mongolia fue pronunciado por el papa Francisco en su primer discurso en su reciente viaje a dicho país. Hacía referencia a su deseo de que pasen las oscuras nubes de la guerra, en un llamado a buscar la paz. La cual, dijo, será posible si hay la firme voluntad de una fraternidad universal en la que las tensiones se resuelvan con el encuentro y el diálogo.
Este viaje quedará grabado en la historia de Mongolia, pues es la primera vez en la historia que un papa lo visita. El Santo Padre animó a la pequeña comunidad católica a no temer su pequeñez e indicó que el mejor camino es la cruz de Cristo; al fin y al cabo, todos somos “nómadas de Dios”, peregrinos en busca de felicidad sedientos de amor. Y sólo la fe cristiana es la respuesta, aseguró.
2) Para pensar
El papa Francisco escuchó conmovido el testimonio de la Iglesia misionera en Mongolia: “No tenemos muchos libros de catequesis en nuestra lengua, pero tenemos muchos misioneros que son libros vivientes”.
Y uno de esos libros vivientes es Lucia Otgongerel. En un emotivo testimonio dirigido al papa, esta mujer laica de Mongolia, que carece de brazos y de piernas, aseguró que la experiencia de comprender el sacrificio de Jesús en la cruz como un acto de amor la llevó a una profunda aceptación de su propia discapacidad. Cuando vio la cruz, vio a Jesús con clavos en sus manos y pies, se preguntó: “¿Por qué una persona es clavada así? Tan pronto como encontré en mí la respuesta a esta pregunta, me di cuenta de que Jesús había sido clavado en la cruz por mí, por amor, por mis pecados. Me conmoví mucho y sentí que esta es una cruz que debía llevar y llevar con gusto. Entonces acepté felizmente mi cruz como persona discapacitada”, compartió Lucia, en la inauguración de la Casa de la Misericordia en Ulán Bator, Mongolia.
“Me faltan dos brazos y dos piernas, pero quiero decir que soy la persona más afortunada del mundo, porque tomé la decisión de aceptar plenamente el amor de Dios, el amor de Jesús. Así comencé esta hermosa experiencia en la fe cristiana”.
Lucia, quien es la séptima de una familia de ocho hijos, transmitió un mensaje de esperanza y agradecimiento a otras personas con discapacidad, afirmando “que Dios lo da todo, le da una oportunidad a cada persona y, dependiendo de cómo veas y aceptes esta oportunidad, tu vida se llena del amor de Dios”. Y al final recitó con alegría el Salmo 23: “El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos Él me hace reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma. Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre. Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo”. Pensemos cómo es nuestra actitud ante la adversidad.
3) Para vivir
Se trató de un viaje apostólico para confirmar en la fe a la “pequeña y vivaz” comunidad católica, de aproximadamente 1,500 personas entre sus 3 millones. Un ejemplo para saber vivir con esperanza y con la ilusión de transmitir la alegría del Evangelio, pues solo la fe cristiana es la respuesta.
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