JPII nos descubre la belleza de la familia: Stanislaw Grygiel

Stanislaw Grygiel, profesor universitario del Instituto Juan Pablo II de la Universidad Lateranense de Roma, fue estudiante de Karol Wojtyla cuando éste era Obispo y luego uno de sus amigos más próximos. Juan Pablo II lo invitó al Vaticano y Grygiel mantuvo con el Papa un diálogo constante, especialmente en todas las cuestiones que tienen que ver con la familia y el amor. Producto de esta cercanía, escribió en 2013 un libro bajo el título de “Dialogando con Juan Pablo II”.

En rueda de prensa sostenida en el Vaticano, el intelectual platicó su experiencia personal con el Papa Juan Pablo II y esto fue lo que expresó:

He venido aquí a compartir con todos ustedes la persona y pensamiento de Juan Pablo II.

Ahora puedo ver mejor, puedo ver más claro la vida de Juan Pablo II. Puedo reconocer que su vida era una gran historia pascual, del paso de la soledad al don, del tiempo a la eternidad; de la verdad que se revela a través de las circunstancias.

¿Dónde está la fuente de Juan Pablo II? En su libertad…

Esla pregunta a la que me quiero referir (la que él escribió en este libro tríptico romano Fuente ¿dónde estás?, ¿dónde estás fuente?) ¿dónde está la fuente de Juan Pablo II? Está en su libertad de ser un hombre fuerte, un verdadero hombre; él era libre de la opinión pública, era libre del decir de la gente.

Recuerdo en una ocasión que me acerqué a él y le dije: Santo Padre la gente dice esto, la gente dice lo otro. Y él contestó muy claramente: “No me importa. La gente hablaba, la gente habla y la gente hablará. Lo más importante es que hagamos lo que debemos de hacer”.

Juan Pablo II vivía lo que yo defino como una pobreza aristocrática, en el verdadero sentido de la palabra “aristocrática”. Todo lo que él tenía y todo lo que él era, lo consideraba un don, un regalo para los demás. Era en este sentido, el sentido más puro de la palabra aristocrática.

En él se juntan la libertad y la santidad.

JPII nos enseña la belleza espiritual

Se me viene a la mente la idea de la pregunta que, si la Biblia fuese a ser destruida, cuál frase sería aquella que yo salvaría: “La verdad os hará libres”. La verdad no es cómoda. La verdad es mortalmente peligrosa. ¿Saben? Él presentía el atentado. Ya en 1979, un año después de su Pontificado, después de una misa en Montecasino, él dijo: “Ya me buscan”.

Juan Pablo II nos enseñaba a vivir la belleza espiritualmente corporal y corporalmente espiritual de la persona humana. Una belleza que nace en la belleza crucificada de Dios, que pasa como torrente a través del hombre, pero no para él, nos lleva a la Resurrección.

¿De qué belleza hablo? Hablo del Viacrucis. El Viacrucis es el punto inicial de la evangelización, la vía más pulcra.

Cabe mencionar que para llegar a una conclusión así no se usa un Comité o un grupo de personas para tratar de deducir esto.

La familia es la belleza del amor más puro

La belleza del amor más puramente expresada a través de la familia, requiere que uno deba morir a sí mismo y vivir una nueva realidad, en la cual, en esta nueva realidad, no nos podemos confiar simplemente por una hora o un tiempo, sino siempre. El amor es un hogar. Dentro de la familia, la mujer es la casa para el hombre, el hombre es la casa para la mujer. Pero esta casa no es un hotel de paso.

Allí donde vemos que muere el amor en las familias, allí, en ese momento, mueren las naciones, muere la sociedad y muere la misma Iglesia. Por eso, cuando quieren los diferentes movimientos atacar el amor, comienzan atacando el amor en la familia. Juan Pablo II sabía y conocía esta realidad muy bien; es por eso que él fue reconocido como “el Papa de la familia y del matrimonio”.

La serpiente tienta una vez más al hombre posmoderno

(…) posmoderno, en el cual la serpiente se acerca a tratar de confundir nuestros pensamientos y convencernos que debemos actuar como si nosotros fuésemos Dios, tenemos la responsabilidad de redescubrir la antropología de Juan Pablo II, es decir, su visión del hombre, la cual era el hombre disfrutando la torrente de agua viva, cuya fuente es el mismo Dios.

La salvación está en descubrir la belleza espiritual

Este hombre será feliz una vez que todos juntemos los frutos que existen en el jardín, de que nos atrevamos a descubrir esta belleza, una belleza que nos llama y nos cambia nuestros pensamientos y nuestras acciones, los cuales terminan llevándonos a la salvación del hombre.

Todo es gracia y Juan Pablo II no nada más lo creía.

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