Juan XXIII y Juan Pablo II proclamados santos

El segundo domingo de Pascua, el Papa Francisco realizó la solemne proclamación de que los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II son santos. Hay quienes los consideran Papas contradictorios: a uno, por haber convocado un concilio sin las debidas facultades para hacerlo, lo que no es cierto; al otro, por ser protector de pederastas, particularmente de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.

No hay nada más falso en estas apreciaciones.

Los antecedentes del caso vienen de lejos, desde los tiempos en que el Cardenal Franz König manifestó su enemistad con el Papa Juan Pablo II, hecho que se pudo constatar en el aeropuerto de Viena, durante la despedida al Papa por su viaje a Austria. König sentía rencor porque el Papa no tomó en cuenta el nombre de su candidato a sucederlo y se pronunció por Hans Hermann Groër, benedictino, a quien acusó de haber abusado de jóvenes novicios en el convento de los benedictinos en Austria. Gröer gozaba de la confianza de muchos refugiados polacos en Viena y el Papa escuchó su parecer y se decidió por él.

El Cardenal König tuvo dos discípulos incondicionales: Agostino Casaroli y Achille Silvestrini, sobre todo después de que Juan XXIII lo nombró Presidente del Secretariado para los no creyentes al concluir el Concilio.

Viena se convirtió en un centro neurálgico del espionaje del este Europeo, el espionaje comunista. Casaroli, fue muy tolerante con todos los diplomáticos de la Santa Sede que tenían problemas morales, con tal de que lograran sus indicaciones diplomáticas, no así con sus problemas morales. Indicios claros se tienen con los casos Prigione, nuncio en México, y Vasckis, nuncio en Lituania.  Bien conocido es que los diplomáticos se mimetizan con sus colegas y “olvidan” que están consagrados obispos. Representan al Papa ante los gobiernos locales, pero también lo representan ante los obispos en cada país. La función se distingue, pero no se confunde.

Atribuir al Papa lo que casi en grado de autonomía realiza el Secretario de Estado, sería tanto como atribuir al Presidente de México, las acciones de alguno de sus secretarios de Estado, que muchas cosas las deciden sin consultar. Por qué y cómo murió en Tokio el nuncio italiano Pío Gaspari, o en México el irlandés, Consejero de Nunciatura, o las versiones de la renuncia del Arz. Ferraioli, Nuncio a disposición de la Santa Sede, como le consta a Mons. Pietro Parolín y a Mons. Paolo Borgia.

Todos estos antecedentes desembocaron en el escándalo del Vatileaks, que costó el Pontificado a Benedicto XVI, al verse imposibilitado para actuar y cortar por lo sano el tumor de corrupción que hacía muchos años se instaló en la Curia Romana. Los pormenores de esto se pueden encontrar en libros como “Tres Papas y un cardenal”, especie de historia de la gestión de Casaroli, aparecida en italiano, o en “Confesiones de un Cardenal”, aparecida en francés, de autor anónimo (se transparenta que fue Silvestrini), y “Contra Ratzinger”, otro anónimo, editado en español en Madrid.

Testigo privilegiado de todos estos sucesos fue Mons. Mario Marini, fallecido hace cinco años, quien fuera confidente de Mons. Mario Bergoglio, que siempre que llegaba a Roma lo visitaba para informarse de quién es quién en ese momento, y al terminar su visita, lo volvía a ver para comentarle lo que había visto y oído. Otro testigo, casi insignificante, es el laico que esto escribe, quien durante 25 años fue fiel confidente de Mons. Marini.

Las trescientas páginas del informe secreto que solicitó el Papa Benedicto XVI a una comisión de tres cardenales, que ya conoce el Papa Francisco, evidencia todo lo anterior.

De ahí la importancia que tiene saber si el rumor que corre sobre el fin de la estancia en México del nuncio Mons. Christophe Pierre, es real o no. Saber quién podría ser su sucesor es de vital importancia, ya que México ha adquirido un significativo papel en la vida de la Iglesia, sobre todo desde que Juan Pablo II se identificó con México por sus similitudes con Polonia. Países frontera con potencias mundiales Rusia y Estados Unidos; su gran devoción mariana, en las advocaciones de Guadalupe y Chestojowa, y profundo amor a Cristo Rey, que se manifiesta particularmente en el Sagrado Corazón de Jesús y el Jesús Misericordioso.

Las mentiras, patrañas y desviaciones que practican asiduamente Alberto Barranco y Roberto Blancarte en sus columnas de periódicos y revistas, las puede leer cualquier persona que esté alfabetizada.

El Papa ha dicho y acatado sus propias palabras: La Iglesia perdona pecados de los que se arrepienten, el Juez Civil demuestra fehacientemente la culpa y castiga al delincuente. Los casos de pederastia, crimen y corrupción  en la Iglesia son mínimos en porcentaje, mientras que en otras instituciones sociales son muy altos. Resulta paradójico que la prensa que exige castigar a los culpables, sea tan benévola con los criminales civiles y los justifique. Dos varas y dos medidas, como se pudo constatar con las declaraciones de los cardenales Sandoval, Rivera y Maradiaga a propósito de este tema. Estos temas parecen interminables, pero ya pasarán por ser efímeros comparados con las cosas verdaderamente trascendentes.

RS536

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