Universidad Pontificia tendrá campus en Aguascalientes

A partir del próximo 23 de agosto, la ciudad de Aguascalientes será sede del nuevo campus de la Universidad Pontificia de México (UPM), el cual iniciará actividades con cinco diplomados: Biblia, Fundamentos de Nuestra Fe, Historia del Arte Sacro, Filosofía para no filósofos y Economía para no economistas.

Al dar a conocer lo anterior, el obispo de Aguascalientes, Monseñor José María de la Torre Martín, resaltó que la perspectiva futura es que también se puedan impartir carreras civiles, luego de que se estudien los resultados de un análisis sobre la demanda académica y social en la entidad.

Aun cuando por el momento no tendrá instalaciones propias y que inicialmente funcionará en una sede provisional, el nuevo campus contará con la misma calidad educativa que ha caracterizado y caracteriza a la Universidad Pontificia de México.

No obstante, se prevé iniciar a la brevedad la construcción de su propio edificio sede, anunció el Obispo José María de la Torre Martín, luego de recibir la notificación oficial por parte del Arzobispo Primado de México y Gran Canciller de la UPM, Monseñor Norberto Rivera Carrera.

En la misiva, el Cardenal Rivera Carrera le hizo saber al Obispo De la Torre que hace un año tuvo la oportunidad de estar en Aguascalientes para un encuentro con empresarios convocados por el gobernador Carlos Lozano, con el fin de promover los proyectos de la UPM.

En esa ocasión, se propuso la creación de un campus de dicha institución educativa en la ciudad de Aguascalientes, con el propósito de favorecer la proyección cultural y evangelizadora de esta institución, propuesta que tuvo buena aceptación por todos los asistentes.

“Hoy quiero comunicarle que, Dios mediante, el próximo 23 de agosto del presente año, iniciaremos la actividad académica con cinco diplomados (Biblia, Fundamentos de nuestra Fe, Historia del Arte Sacro, Filosofía para no filósofos y Economía para no economistas), a la vez de poder generar un ambiente de colaboración para llevar a cabo la construcción de un Campus, donde podamos ofrecer carreras civiles de acuerdo a un estudio que refleje objetivamente la demanda académica y social del estado de Aguascalientes y de las entidades vecinas”, subrayó el Arzobispo Primado de México en la carta enviada al Obispo De la Torre Martín.

La historia de la UPM

La Universidad Pontificia de México se considera continuadora de la Real y Pontificia Universidad de México, promovida por el primer Obispo de México, Fray Juan de Zumárraga, y por el primer Virrey de la Nueva España, D. Antonio de Mendoza. Erigida por Cédula del Príncipe Felipe el 21 de septiembre de 1551, para que los naturales e hijos de los españoles fuesen industriados en las cosas de la santa fe católica y en las demás facultades. Fue fundada el 25 de enero de 1553, cuando se ejecuta la cédula.

Adquirió todos y cada uno de los privilegios de la Universidad de Salamanca por cédula de Felipe II, el 17 de octubre de 1562. La bula pontificia que la asume es del Papa Clemente VIII, 7 de octubre de 1595. Sus primeros estatutos se los dio el Dr. Pedro Farfán, 18 de agosto de 1580, pero los que trascendieron fueron los del Visitador y Obispo de La Puebla, D. Juan de Palafox y Mendoza.

Durante la época Novohispana, en esa institución se formaron los hombres más notables de la Iglesia y de la sociedad. Durante el periodo de la Independencia, 1810-1821, la Pontificia y Nacional Universidad de México comenzó a declinar y no tuvo ya presencia significativa en estos acontecimientos. Después de una serie de clausuras y reaperturas condicionadas por las circunstancias políticas del país, se diluyó hacia 1867.

Por gestiones del Arzobispo de México, D. Próspero María Alarcón Sánchez de la Barquera, la Sede Apostólica erigió en 1895 la Pontificia Universidad Mexicana, en reemplazo de la antigua. Su lema In Ardua Nitor expresaba bien las continuas y graves dificultades que iba a tener que afrontar, hasta que en 1932 tuvo que cerrar sus puertas, debido a los sucesos nacionales.

La Universidad Pontificia de México es una obra de toda la Iglesia de México. La participación de las Diócesis, los Institutos Religiosos, las Sociedades de Vida Apostólica y el Laicado, es cada vez mayor, todos ellos vienen contribuyendo con profesores y alumnado.

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