«¡Despertad! ¡No durmáis! ¡Despertad!», fue la fuerte invitación del Papa Francisco a unos 10 mil jóvenes que se reunieron en el castillo de Haemi, santuario dedicado a los mártires coreanos, durante la Misa de clausura de la VI Jornada de la Juventud Asiática.
El Papa Francisco aprovechó la oportunidad para “sacudir” a los jóvenes de Asia con base en la reflexión de las palabras «La gloria de los mártires brilla sobre ti» y «Juventud de Asia, ¡despierta!», que forman parte del lema de la VI Jornada de la Juventud Asiática.
«La gloria de los mártires brilla sobre ti»
Al concelebrar la Santa Misa con el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, y el Cardenal Oswald Gracias, presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, a la que asistieron Obispos de Japón, Birmania, Filipinas, Mongolia, Laos y otros países asiáticos, el Papa Francisco destacó que los mártires de Corea, y muchos otros mártires de toda Asia, dieron «testimonio perenne de que la luz de la verdad de Cristo disipa las tinieblas y que el amor de Cristo triunfa glorioso».
«Jóvenes de Asia, ustedes son los herederos de un gran testimonio, de una preciosa confesión de fe en Cristo», subrayó el Papa Francisco, al mostrar a los jóvenes que, con la certeza de la victoria de Jesús sobre la muerte, «podemos asumir el reto de ser sus discípulos hoy, en nuestras circunstancias y en nuestro tiempo».
«Juventud de Asia, ¡despierta!»
Asimismo, al referirse a la otra parte del lema de la VI Jornada de la Juventud Asiática, desglosó ésta en tres partes.
Así, abordó en primer término la palabra, «Asia», para señalar la riqueza cultural representada por los jóvenes ahí reunidos, llegados de todas las partes de Asia, cada uno con un lugar y un contexto singular en el que está llamado a reflejar el amor de Dios.
«El continente asiático, rico en tradiciones filosóficas y religiosas, constituye un gran horizonte para su testimonio de Cristo», agregó el Papa, al invitar a los jóvenes a no tener miedo de llevar la sabiduría de la fe a todos los ámbitos de la vida social, sabedores que «el Evangelio tiene la capacidad de purificar, elevar y perfeccionar ese patrimonio».
Al evocar luego la palabra «juventud», el Papa Francisco caracterizó esta etapa de la vida llena de optimismo, de energía y de buena voluntad, y recomendó a los jóvenes: «Dejen que Cristo transforme su natural optimismo en esperanza cristiana, su energía en virtud moral, su buena voluntad en auténtico amor, que sabe sacrificarse».
«Éste es el camino que están llamados a emprender. Éste es el camino para vencer todo lo que amenaza la esperanza, la virtud y el amor en su vida y en su cultura. Así su juventud será un don para Jesús y para el mundo», enfatizó.
Y, por último, el Papa Francisco se refirió a la tercera palabra de este lema: «¡Despierta!», palabra que, explicó, habla de una responsabilidad que el Señor les confía a los jóvenes.
«Es la obligación de estar vigilantes para no dejar que las seducciones, las tentaciones y los pecados propios o los de los otros emboten nuestra sensibilidad para la belleza de la santidad, para la alegría del Evangelio».
«No es bueno cuando veo a gente joven que duerme. ¡No! ¡Levántense, id, id! ¡Seguid adelante!», urgió el Santo Padre.
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