Hoy miércoles 3 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, en la tradicional audiencia general, el Papa Francisco habló del papel de la Iglesia.
Dijo que la iglesia es madre y que su modelo es María, descubriendo el rostro más bello y tierno de la Iglesia.
Dice que los cristianos no somos huérfanos, que tenemos una mamá, y eso es importante; la Iglesia es madre, María es madre.
Pidió que vivamos siempre con alegría y que la Iglesia defiende y da la vida por sus hijos. También recordó que todos somos Iglesia, todos los bautizados, no solamente los miembros de la jerarquía.
Además, confirmó su cercanía con los indefensos y perseguidos. Dijo que la Iglesia tiene su corazón con los que sufren y que se siente orgullosa de sus hijos que son perseguidos actualmente en regiones como Irak.
También recordó a los caídos de la Segunda Guerra Mundial; y, ante más de 20 mil asistentes, el Papa Francisco recordó la importancia de ser coherentes en nuestras vidas.
Escuchemos al Papa Francisco…
Queridos hermanos y hermanas:
Nadie se hace cristiano a sí mismo: nacemos y crecemos en la fe dentro del pueblo de Dios. Por eso decimos que la Iglesia es Madre, porque nos da vida en Cristo y nos hace vivir junto a otros hermanos en la comunión del Espíritu Santo.
El modelo de la maternidad de la Iglesia es la Virgen Madre. El nacimiento de Jesús en el seno de María como primogénito de muchos hermanos es como el preludio de la vida nueva que reciben los cristianos en el bautismo.
La Iglesia también es madre porque nos cuida como hijos y nos indica el camino de la salvación. Nos alimenta y nos sostiene con los sacramentos; nos ilumina con la luz del Evangelio, orientándonos al bien y animándonos en los momentos de oscuridad; y nos defiende de las asechanzas del maligno, exhortándonos a la vigilancia para no sucumbir a sus seducciones.
Queridos hermanos:
No olvidemos que la Iglesia somos todos los bautizados, y que su maternidad se expresa también en nuestra capacidad de acoger, de perdonar, de infundir ánimo y esperanza.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Cuba, Costa Rica, Guatemala, Colombia, Argentina y otros países latinoamericanos.
Invito a todos a invocar la intercesión maternal de María y aprender de ella esa ternura que nos permite ser testigos de la maternidad de la Iglesia.
Muchas gracias.
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