“Es la Confianza” (II). Un camino para todos hacia Dios

1)  Para saber

“La vida es como tú: breve pero intenso”. Esta frase se le podría aplicar a Santa Teresita del Niño Jesús. Su vida terrenal fue breve, apenas llegó a los veinticuatro años, pero amó mucho. Después de su muerte sus escritos fueron difundidos por todo el mundo. Señala el papa Francisco, en su reciente documento sobre esta santa, que muchos fieles acudieron pronto a su intercesión recibiendo muchas gracias. San Pío X percibió su enorme estatura espiritual, y afirmó que se convertiría en la santa más grande de los tiempos modernos. Fue beatificada hace cien años y luego canonizada el 17 de mayo de 1925 por Pío XI, quien la declaró patrona de las Misiones. San Juan Pablo II la declaró doctora de la Iglesia, considerándola además «como experta en la “ciencia del amor”». El papa Francisco tuvo la alegría de canonizar a los padres de Teresita, Luis y Celia en el año 2015.

2)  Para pensar

En la vida espiritual no son frecuentes los descubrimientos que abren caminos nuevos que faciliten el encuentro con Dios. A Santa Teresita se le atribuye uno muy importante para el bien de todo el Pueblo de Dios: su “caminito”. Consiste en el camino de la confianza y del amor, también conocido como el camino de la infancia espiritual. Es un camino que todos pueden seguir, en cualquier estado de vida, en cada momento de la existencia.

Así relata Santa Teresita su descubrimiento en su autobiografía llamada “Historia de un alma”: «A pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad. Agrandarme es imposible; tendré que soportarme tal cual soy, con todas mis imperfecciones. Pero quiero buscar la forma de ir al cielo por un caminito muy recto y muy corto, por un caminito totalmente nuevo».

Para explicarlo usó la imagen del ascensor, que tenía poco de haberse inventado: «¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más». Pequeña, incapaz de confiar en sí misma, aunque firmemente segura en la potencia amorosa de los brazos del Señor.

3)  Para vivir

Ese “caminito” había sido revelado por Nuestro Señor al referirse especialmente a los pequeños y a los pobres (cf. Mt 11,25). 

A veces está el peligro de poner el énfasis principal en el esfuerzo humano, como sucedió con la doctrina de Pelagio que mantenía una postura individualista, prescindiendo de la ayuda divina. En cambio, Santa Teresita subraya siempre la primacía de la acción de Dios, de su gracia: «Sigo teniendo la misma confianza audaz de llegar a ser una gran santa, pues no me apoyo en mis méritos —que no tengo ninguno—, sino en Aquel que es la Virtud y la Santidad mismas. Sólo Él, conformándose con mis débiles esfuerzos, me elevará hasta Él y, cubriéndome con sus méritos infinitos, me hará santa».

Podemos compartir con Santa Teresita esa confianza plena en el Amor de Dios que nos salvará; que en el momento del juicio, a pesar de tener las manos vacías, será la misericordia de Dios que, mirando nuestro corazón arrepentido, nos revista con su gracia para entrar y gozar en la vida eterna.

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