1) Para saber
El 24 de diciembre el Papa Francisco abrió la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro dando inicio al Año Jubilar. La puerta tiene su significado: es la puerta del corazón de Dios que se abre para que regresemos a Él. Jesús es la Puerta de salvación que el Padre misericordioso ha abierto en medio del mundo. Todos somos como ovejas perdidas y tenemos necesidad de un Pastor y de una Puerta para regresar a la casa del Padre. Jesús es el Pastor y la Puerta.
El papa Francisco nos recuerda que la Puerta está abierta de par en par. No es necesario tocar a la puerta, está abierta: “Vengan, dejémonos reconciliar con Dios, y entonces nos reconciliaremos con nosotros mismos y entre nosotros, incluso con nuestros enemigos. La misericordia de Dios lo puede todo, desata todo nudo, disipa el odio y el espíritu de venganza. Vengan, Jesús es la Puerta de la paz”.
2) Para pensar
Contaba un sacerdote, el padre Mike Schmitz de Minnesota, que yendo en un autobús, le preguntaron si confesaba. “Sí, siempre”, contestó. Una señora anciana comentó: “Creo que es lo peor. Debe ser muy deprimente… oír todos los pecados de la gente”. Pero el sacerdote le observó: “Es exactamente al revés. No hay nada más grande que estar con alguien que vuelve a Dios. Sería deprimente si tuviera que ver a uno que deja a Dios, en cambio estoy con los que vuelven a Él. En el confesionario el amor de Dios vence, por eso es el lugar más alegre, humilde e inspirador del mundo”.
¿Y qué ve durante la confesión?, le preguntaron. “Tres cosas: Primero, veo actuar a la preciosa misericordia de Dios, su amor transformador que me recuerda qué bueno es Dios. Ahí el sacrificio de Dios en la Cruz irrumpe y derrite los corazones más duros. Jesús consuela a cuantos lloran por sus pecados y refuerza a los tentados de rendirse ante Dios o la vida”.
≫Segundo, veo a un santo «en fase de fabricación≫, alguien que lucha. Aunque sea la cuarta confesión de esa persona esa semana, significa que lo está intentando, por eso nunca se defrauda al sacerdote. Y tercero, uno ve su propia alma; es un excelente examen de conciencia”.
¿Y recuerda nuestros pecados? Contestó: “Es raro recordarlos. No son puestas de sol memorables, son más bien como la basura, y el sacerdote el barrendero de Dios. Un barrendero no recuerda la basura. El centro de la Confesión es la victoria de Jesús y su misericordia, no el pecado”.
3) Para vivir
El Papa Francisco invitó a todas las personas, pueblos y naciones para que se armen de valor para cruzar la Puerta, superen las divisiones y silencien las armas. Él nos espera en el umbral a todos, especialmente a los más frágiles: niños que sufren, ancianos, encarcelados, perseguidos, todos son hijos de Dios.
Además, el jubileo es una ocasión para perdonar las deudas tanto morales como económicas, especialmente las que gravan sobre países pobres. Que perdonemos las ofensas recibidas, porque el Hijo de Dios, que nació en una fría noche, perdona nuestras ofensas y nos cura. Abrámosle las puertas de nuestro corazón, como Él nos ha abierto de par en par la puerta del suyo. Volvamos al corazón de Jesús que nos dice: “Yo te amo, yo te perdono, vuelve a mí, la puerta de mi corazón está abierta para ti”.
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