A veces me agobia todo lo que tengo que hacer a diario, entre mi familia, Flor y Canto, mi parroquia y los servicios a los diferentes ministerios en los que sirvo, pareciera que no me da tiempo de hacer todo, pero me he dado cuenta de que pasa algo muy especial.
Mientras más tiempo le dedico a Dios y a sus cosas, más tiempo me regala Él para hacerlo todo.
Yo creo que a muchos nos ha pasado esto de sentirnos agobiados por las muchas cosas que hay que hacer, ahora en casa, las clases de los hijos, el trabajo, la propia casa, etc. y debemos estar conscientes de que si mamá está tranquila, la familia entera está organizada y tranquila; pero si mamá está agobiada e irritable, la dinámica familiar se vuelve incomoda y por lo mismo los hijos se ponen irritables y nada puede hacerse bien.
Por eso hoy te quiero compartir mis 5Tips para lograr darle nuestro tiempo a Dios y que Él nos regale el tiempo para cada cosa.
PRIMERO. Haz un plan de oración personal y familiar.
Muchas veces nos perdemos en los deberes y tareas cotidianas y no nos damos cuenta de que, para quien tiene fe, la oración debe ser como la gasolina porque sin ella perdemos las fuerzas y dejamos que las tareas cotidianas nos agobien y nos hagan pasar malos momentos.
El tiempo que le dediquemos a la oración es tiempo invertido, no perdido, ya que Dios nos lo toma en cuenta y nos ayuda con nuestros deberes, quizá no físicamente, pero sí nos auxilia dándonos ánimo y fortaleza o nos manda una mano que no teníamos en cuenta para ayudarnos o nos da la solución a un problema que no podíamos resolver, etc.
Es importante que dediquemos un tiempo a la oración, tanto personal, como familiar.
Sé que al principio será difícil de creer esto que les estoy diciendo, pero es muy real y podemos comenzar con poco y poco a poco ir adecuando los tiempos de oración.
Además no se trata de hacer mucha oración sin sentido, se trata de hacer un plan de oración que vaya de acuerdo con nuestro plan de vida personal y familiar, así la oración será complementaria y le dará apoyo a nuestras actividades propias de nuestro estado de vida.
SEGUNDO. Haz una lista de todo lo que debes hacer a diario y clasifica.
Ahora pasamos al plano de las actividades, es necesario tener claro qué es lo que debemos hacer a diario para dimensionar el tiempo que nos lleva al día cada actividad.
En este tiempo que nos ha tocado vivir, las cosas se han vuelto algo revueltas, ya que la dinámica familiar y en general de la sociedad se ha modificado al no poder asistir a la escuela presencialmente nuestros hijos y esto nos ha modificado nuestra dinámica cotidiana.
Como no sabemos cuánto va a tardar esta situación, es muy bueno comenzar a organizarnos mejor para que todo vaya cada vez más acorde a nuestras necesidades y lo hagamos de la mejor manera.
TERCERO. Asigna un tiempo adecuado para cada actividad.
Debemos ser realistas y darle el tiempo adecuado a cada actividad.
A veces queremos estar en dos cosas a la vez y terminamos por no hacer ninguna. Es importante también enseñar a nuestros hijos que somos limitados y que debemos dar prioridades y darle tiempo a cada actividad para realizarla lo mejor posible.
En la lista que hicimos de actividades ahora hay que ponerle cuánto tiempo nos lleva cada una.
CUARTO. Haz un horario familiar donde incluyas la oración y los trabajos.
Ya que tenemos estas dos listas, ha llegado el tiempo de hacer un horario familiar y personal.
En este debemos poner los momentos de oración y los momentos de actividades y sería muy bueno que a medio día programemos alguna oración como el Ángelus, que nos pueda recordar que Dios siempre está con nosotros y que debemos recargar pilas para realizar nuestras actividades llenos de la gracia de Dios y con alegría.
Si nos sirve, podemos imprimir ese horario para que lo tengamos gráfico y nos sirva de guía o brújula a lo largo del día y podamos ver qué actividad nos toca a cada momento.
Al principio será difícil y quizá no podamos seguirlo al pie de la letra, pero poco a poco nos organizaremos mejor y podremos hacer más a lo largo del día.
Y QUINTO. Cuando sientas que el tiempo no te va a alcanzar, haz un momento de oración y verás que el tiempo se estira.
Es muy normal que de pronto salgan imprevistos que nos alteren nuestro horario y que nos generen agobio, pero debemos tener siempre un plan B.
Es necesario saber que si las actividades nos agobian, debemos detenernos y hacer un momento de oración.
La oración es hablar con quién sabemos que os ama y que sólo busca nuestro bien, es ese tiempo de diálogo con Dios. En él podemos decirle lo que nos pasa, lo que nos agobia, lo que nos ilusiona, lo que nos preocupa y ponerle todo en sus manos y pedirle que nos ayude a realizar todo de la mejor manera y conforme a su Voluntad.
Después de esta oración, se ven las cosas mejor. Y debemos tener la certeza de que Dios, que es Amor y que busca siempre nuestro bien, nos dará la gracia de estriar el tiempo, de mandarnos recursos, de apoyarnos con equipo, etc, es decir, hará que nuestro tiempo se alargue para alcanzar a hacer todo bien y con alegría.
Un santo decía que hay que hacer a diario media hora de oración excepto cuando tengas mucho que hacer, entonces hay que hacer una hora de oración.
Y principalmente aprender a confiar tu tiempo a Dios, nadie sabe mejor que te conviene. Adquiramos la virtud de la confianza y la esperanza, pero de esto hablaremos la próxima vez.
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