El papa Francisco ha llamado a un Año de Oración, un año dedicado a redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración en nuestra vida, en lo personal, familiar, comunitario, etc.
Y ha llamado a las diócesis a propiciar momentos de oración, individual y comunitaria, peregrinaciones de oración, momentos de intimidad con Dios para pedir porque este tiempo sea un tiempo de gracia para la humanidad.
Es importante que como familia también nos demos tiempo de tener momentos de oración y que enseñemos a nuestros hijos que la oración es importante en nuestra vida, que forma parte de nuestro estilo de vida como familia y como católicos.
Esto no siempre es fácil, por eso aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.
PRIMERO. Explícales qué Sí es la oración.
En la actualidad, con tantas corrientes espirituales que hay en la sociedad, existe una gran confusión sobre lo que es la oración y más bien se tiene un concepto equivocado y pasado de moda de la oración.
A los jóvenes y niños de la actualidad les parece que es aburrida, que es una pérdida de tiempo, que es un momento para dormirse en la Iglesia, etc.
A nosotros como papás, nos toca explicarles a nuestros hijos, desde pequeños, que la oración es entablar un diálogo con Dios, que puede o no tener fórmulas establecidas, que lo importante es que puedan dialogar con Dios y platicarle todo lo que hay en su corazón y sobre todo que aprendan a escuchar lo que Dios les quiere decir en ese momento de oración.
Por lo tanto, orar es hablar como entre amigos con quien sabemos que nos ama mucho y para eso es necesario que nuestros hijos conozcan a Dios y que sepan que siempre está ahí para escucharnos.
La mejor forma de que nuestros hijos comprendan esto es que nos vean hacer oración. Podemos ir al templo, a la capilla del Santísimo, asistir a Misa y llegar un poco antes, lo importante es que nuestros hijos nos vean orar, es decir, dialogar con Dios con calma y sin presiones, porque orar lleva tiempo. Tiempo para hablar y tiempo para escuchar, por lo que en realidad es un diálogo entre nosotros y Dios.
También podemos educar a nuestros hijos en la oración si los acostumbramos a hacer oración juntos, en familia.
SEGUNDO. Prepara un lugar especial para la oración.
Es bueno que nuestros hijos, sobre todo los pequeños, identifiquen un área en casa donde puedan acercarse y hacer oración.
Es bueno poner un pequeño altar en casa dónde la Biblia, una imagen de la Virgen y una Cruz no falten.
De ser posible, que esté en el centro de nuestro hogar para que sea de fácil acceso para todos en casa.
Es bueno que ahí tengamos Rosarios, un cirio y también algunos libros de oración para los más grandes.
TERCERO. Propicia tiempos de oración.
Como familia podemos establecer momentos específicos de oración familiar. Puede ser antes de los alimentos, al comenzar o terminar el día, tomar alguna devoción en especial como el rezo del Santo Rosario o la Coronilla de la Misericordia, etc. con un horario específico y que todos nos acostumbremos a estar presentes en esos momentos de oración familiar.
También es necesaria la oración personal, por lo que es bueno enseñar a nuestros hijos las oraciones básicas y después enseñarles a dialogar con Dios, es decir, a platicarle sus cosas, lo que traen en el corazón, lo que les gusta y lo que les duele, lo que necesitan y lo que les alegra.
Así crecerán sabiendo que Dios les escucha y que no siempre va a cumplir sus caprichos, pero siempre nos escucha y Él sabe que es lo que nos ayuda a obtener la santidad, por lo que es necesario que ellos puedan dialogar sin exigirle a Dios.
CUARTO. Enséñales que existen diferentes tipos de oración.
Muchas veces pensamos que hacemos oración sólo cuando repetimos fórmulas conocidas, pero es bueno que toda la familia sepa que hay quien hace oración cantando, algunos otros lo hacen en silencio y solo contemplando a Dios, otros le piden cuando tienen alguna necesidad fuerte, algunos más oran para darle gracias a Dios por los dones recibidos.
Existen algunos más que hacen oración para pedir por otros, comúnmente los niños, pues son más sensibles y empáticos.
No importa qué tipo de oración hagan, es necesario que nuestros hijos las conozcan y las experimenten todas para ver cuál es la que más les acomoda.
Y QUINTO. Todos deben participar.
Familia que reza unida, permanece unida. Me encanta esta frase porque nos ayuda a entender la importancia de la oración en familia.
Algo parecido pasa a nivel mundial, para que haya paz hay que orar por la paz. Esto es responsabilidad de todos y podemos comenzar haciéndolo desde nuestra familia y más aún, desde nuestra habitación con una oración personal.
Podemos dejar volar nuestra imaginación y preparar material didáctico, cuadernillos de oraciones, oraciones en video, etc. para que así nuestros hijos tengan de dónde escoger y puedan hacer propia cada oración.
Recordando que nuestros hijos pequeños pueden dibujar lo que le quieren decir a Dios y nosotros podemos llevar el dibujo al templo o a la capilla del Santísimo para ponerla a sus pies y que también ese dibujo o escrito sea una oración.
Estemos atentos a lo que nos vaya proponiendo nuestra diócesis. A nivel familiar debemos diseñar un itinerario de oración. Y si además la ofrecemos porque Dios nos conceda ese Año de Gracia el próximo 2025 se vuelve una oración eficaz.
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