La Belleza de la Liturgia (13). Estrenar cada día
El asombro es maravillarnos al experimentar la fuerza de los símbolos, que nos remiten a la presencia de Dios vivo y presente.
El asombro es maravillarnos al experimentar la fuerza de los símbolos, que nos remiten a la presencia de Dios vivo y presente.
El rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina.
La música tiene su lenguaje escrito y la obra se escribe en partituras que son las que señalan cómo ha de tocarse cada obra musical.
El Espíritu Santo es quien a través de los Sacramentos transforma toda nuestra vida, conformándonos cada vez más con Cristo.
“Deja que tu sonrisa cambie el mundo, pero jamás dejes que el mundo cambie tu sonrisa”.
Todos los hombres podemos rendir un culto digno a Dios si nos unimos a Cristo por el Bautismo.
El papa Francisco explica que la oración para bendecir el agua bautismal nos revela que Dios creó el agua precisamente en vista del bautismo.
La mayoría de los católicos, queriendo congraciarnos con el mundo, hemos cambiado el amor a Cristo por un amor a lo mundano.
La elección de Karol Wojtyla no se hubiera comprendido si antes el mundo no hubiera conocido la sonrisa esperanzadora de Albino Luciani.
Los actos heroicos conmueven, pero además si fueron realizados en beneficio de uno, adquieren una especial belleza llena de afecto y agradecimiento.
El dolor esconde una belleza que a veces no se valora. Nuestra naturaleza conlleva un instinto para conservarnos, que es muy positivo.
Lo maravilloso de la Liturgia es que nos garantiza la posibilidad de un verdadero encuentro con nuestro Señor.